Hulbert apunta que “podemos reconfortarnos en que hay muy pocas oportunidades de que se produzca un descenso de la magnitud de 1987 pero desde un punto de vista del riesgo hay que señalar que las oportunidades no son cero. Los crashes son inevitables en los mercados y nos estamos engañando a nosotros mismos si pensamos lo contrario”, asegura en un artículo escrito para la publicación.


Para escribir este texto,
Hulbert ha usado el estudio de un profesor de finanzas de la Universidad de Nueva York, Xavier Gabaix, de origen francés y otros tres profesores de la universidad de Boston.

En su estudio, los economistas descubrieron una fórmula matemática que intenta predecir los cambios diarios en todas las bolsas del mundo. “El éxito de su modelo les permite concluir que los crashes son inherentes en los mercados financieros”, afirma el columnista.

Explica ese estudio que una sesión con caídas del 23%, es decir, como la de 1987 sólo ocurre de media una vez cada 104 años. “No quiero decir que eso no significa que matemática tenga que ocurrir cada 104 años. En su lugar los investigadores creen que esa es la frecuencia en periodos largos de tiempo”.

Por eso el experto afirma que “es posible que tengamos dos caídas de las bolsas de un 20% en nuestra vida, o ninguna”.

El columnista afirma que los profesores autores del estudio creen que es imposible prevenir este tipo de caídas haciendo cambios estructurales en las bolsas. “Todos los mercados están dominados por grandes inversores y cuando algo motiva a estos inversores a vender de forma inevitable, encontrarán las maneras de hacerlo a pesar de los cambios que puedan hacer los reguladores”, explica Hulbert.

Para el experto, la implicación de esta afirmación está clara: debemos construir nuestras carteras para evitar que un crash como el del 1987 sea fatal para nuestras inversiones. Si las grandes caídas son intolerables para nuestro perfil, entonces probablemente signifique que no deberíamos estar muy expuestos a la renta variable”, afirma.

Crash inevitable