Santander Asset Management considera que la bolsa española y la europea son una gran opción de inversión de cara al próximo año. Pese a los riesgos que existen que para la gestora serían la geopolítica (con la amenaza de los populismos, la restricción a la libertad de viene y de personas), las consecuencias económicas (mayor inflación, subidas de tipos más fuertes de lo esperado, o restricción al crédito), y los futuros eventos a vigilar (como las elecciones próximas en Francia u Holanda), hay buenas condiciones para el entorno global.
Y las hay, desde su punto de vista porque el entorno macroeconómico es favorable, con unas empresas en Europa con
una excelente situación financiera, con unos beneficios crecientes –a dígito simple en el próximo año–, y una valoración por debajo de lo que marcan sus fundamentales.
Además, la renta variable tendría mayor atractivo que la renta fija, donde la curva de tipos sigue sin dar opciones atractivas. Una muestra sería que la rentabilidad por dividendo sigue desempeñando un comportamiento superior al del retorno de los bonos con grado de inversión.
En este sentido, Santander AM apostaría por sectores que habrían estado más penalizados en el último año “y con mayor exposición al ciclo”. En la eurozona mejora el sentimiento económico y el crédito “mantiene una clara tendencia positiva”.
En Estados Unidos, la victoria de Donald Trump ha generado expectativas de un incremento de las inversiones en infraestructuras, señalando un “cambio hacia una expansión fiscal tras varios años de restricciones presupuestarias y ajustes que impulsarían el crecimiento y, por tanto, “las bolsas a medio plazo”.
Tal y como sostiene el equipo de análisis de la gestora, es importante señalar que en los últimos meses se “está produciendo una recuperación en los resultados empresariales de la eurozona, dando soporte a una tendencia de revalorización en el medio plazo”.
A nivel empresarial, muchas compañías presentan una situación saneada, ya que fueron capaces de “mitigar parte del descenso en las expectativas de crecimiento en ventas de años anteriores con continuos programas de reducción de costes, ganancias de competitividad, optimización de los costes financieros y recompras de acciones”. Las empresas españolas son un buen ejemplo.
Por tanto, en un horizonte de remuneración al ahorro prácticamente nulo, consideran que las “fortalezas de fondo de la renta variable europea y española de cara a 2017 aconsejan presencia del activo en las carteras en niveles acordes con los perfiles de riesgo”.