El peligro de ser demasiado optimista con la recuperación 

Guilhem Savry, executive director, head of macro and dynamic allocation, cross asset solutions Unigestion habla en su ultimo informe de lo arriesgado que puede ser tener una actitud demasiado optimista sobre la salida de la crisis. Este experto cree que gracias al trabajo de los bancos centrales se ha reducido el riesgo extremo de liquidez pero esta crisis, la que se ha fraguado en marzo de 2020, pasará a la historia económica como lo hicieron la de septiembre de 2008 o la de octubre de 1987.  De hecho, si se compara marzo de 2020 con el shock anterior de la misma magnitud (octubre de 2008) se ve que hay más diferencias que similitudes.  La más distintiva tiene que ver con la liquidez. “En la crisis financiera se pudo observar el año que causo una mayor iliquidez. Así, ante el riesgo de una liquidación de todos los activos por parte de los inversores, los bancos centrales han intervenido muy rápidamente y con recursos mucho mayores que los de 2008”, dice Savry. Unas medidas que demostraron, de nuevo, que los organismos monetarios harán todo lo posible para evitar que esta crisis se convierta en sistémica. 

Sin embargo, hay que mantener la alerta. Los economistas y los mercados estiman dos trimestres de contracción de la economía. Una duración que la determinará el tiempo que tarden las economías en solventar la crisis sanitaria. “El consenso y las valoraciones actuales en la renta variable anticipan una crisis breve, cercana a los dos trimestres, con un rápido retorno a la normalidad (durante el cuarto trimestre de 2020). Los estímulos fiscales sin precedentes, cuyos costes ascienden alrededor del 10% del PIB para la mayoría de los países involucrados, planificados para suavizar los efectos negativos, son un elemento importante que podría “apoyar el argumento de que se producirá una recuperación en forma de V o U”, expone Savry.

La brecha en el confinamiento entre países aumenta la ineficiencia de la economía mundial

Con todo, desde Unigestión creen apostar por una recuperación rápida es peligroso pues, en su opinión, se está subestimando dos elementos clave. Por un lado, los “efectos indirectos” entre las economías y sus sectores. Si el período mínimo de confinamiento es de 6 semanas, pero hay una brecha de 8 semanas entre los primeros países en imponerlo y entre el último país afectado, esto aumenta significativamente el período de ineficiencia en la economía mundial centrada en el comercio y la movilidad de bienes y personas. 

De igual modo, las pequeñas empresas, la parte oculta dentro del iceberg, no están representadas en los índices globales de capital o crédito. Debido a que no tienen el mismo acceso a la financiación y están menos diversificadas que las grandes firmas, las pymes están más expuestas a la contención económica y al cierre. Así, Savry afirma que creen que “es prematuro anticipar una salida rápida de la crisis y que la economía volverá instantáneamente a su potencial”.