China aumenta su importación de materias primas y alcanza máximos en las reservas de petróleo

Al mismo tiempo, las reservas de petróleo alcanzaron niveles históricos, consolidando al país como actor determinante en el mercado energético global. Los datos de la Administración General de Aduanas muestran un incremento en las compras de crudo, mineral de hierro, cobre y soja. Este repunte se explica tanto por el impulso de la producción nacional como por una estrategia clara de acumulación de inventarios.  El caso del petróleo es especialmente relevante, ya que la demanda interna vinculada a la movilidad sigue condicionada por la penetración de los vehículos eléctricos, pero las refinerías han elevado su actividad tras finalizar los mantenimientos programados.

La acumulación estratégica de petróleo

En agosto, China importó 49,49 millones de toneladas de crudo, equivalentes a 11,65 millones de barriles diarios. Esto supone un aumento del 0,8% en comparación con el mismo mes del año anterior y un incremento del 4,9% respecto a julio. 

Esta tendencia confirma la política de compras oportunistas que caracteriza a Pekín, aprovechando las caídas de precios internacionales para reforzar sus reservas.

Los analistas subrayan que el comportamiento de China y de India, tercer importador mundial, tiene un efecto arrastre sobre el mercado asiático. Ambos países incrementan sus adquisiciones cuando los precios bajan, lo que les permite negociar en mejores condiciones y asegurar el suministro en un contexto de alta volatilidad geopolítica. 

Para el mercado del petróleo, esta capacidad de influencia se traduce en oscilaciones de precios y en cambios en la distribución global de cargamentos.

El repunte del mineral de hierro y del cobre

El aumento de las importaciones no se limitó al petróleo. El mineral de hierro superó los 105 millones de toneladas en agosto, siendo el segundo mes de 2025 en el que se supera esta barrera.  La cifra refleja la reactivación del sector de la construcción y la producción de acero, claves para sostener la inversión en infraestructuras que el gobierno impulsa como medida de estímulo.

Por otro lado, las importaciones de concentrado de cobre alcanzaron el segundo nivel más alto de la serie histórica.  El repunte está vinculado a la transición energética, ya que la fabricación de equipos para energías renovables y vehículos eléctricos requiere grandes volúmenes de este metal. Además, las fundiciones nacionales aumentaron su capacidad operativa, lo que impulsó la demanda de materia prima en los puertos chinos.

Carbón y soja: tendencias divergentes

El carbón también protagonizó un aumento en las importaciones durante agosto, alcanzando el mayor nivel del año. Sin embargo, al comparar con 2024, se observa una caída interanual del 7%.  Este descenso responde a la decisión del gobierno de reforzar la producción interna y mantener inventarios estratégicos en niveles cómodos, reduciendo la dependencia del exterior.

En el caso de la soja, las importaciones crecieron debido al mayor consumo de piensos en la ganadería. China continúa siendo el mayor comprador mundial de esta materia prima, lo que tiene un impacto directo en el comercio agrícola global. 

Estados Unidos y Brasil siguen siendo sus principales proveedores, aunque la política de diversificación de suministros busca reducir riesgos en caso de tensiones comerciales.

El petróleo como herramienta de seguridad energética

La importancia del petróleo en la estrategia china va más allá de cubrir la demanda inmediata. El almacenamiento masivo de crudo responde a una lógica de seguridad energética, clave para blindarse frente a interrupciones de suministro. 

Según estimaciones de Bloomberg, las reservas estratégicas de China se acercan a su capacidad máxima, con instalaciones que permiten cubrir varios meses de consumo.

El contexto internacional refuerza esta política. Las tensiones en Oriente Medio y el impacto de las sanciones sobre Rusia han incrementado la incertidumbre en el mercado.

Disponer de reservas elevadas otorga a Pekín una posición más sólida en la negociación de precios y en la gestión de riesgos. Además, garantiza margen de maniobra para sus empresas estatales de refinado y para mantener la estabilidad en los precios internos de los combustibles.