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La economía mundial ha mostrado señales de pérdida de fuerza más rápido de lo que se esperaba, especialmente en China. Mientras tanto, la inflación es una cuestión que se está abordando tardíamente en las economías avanzadas. Sin embargo, este período de volatilidad abre el camino a mejores niveles de entrada, ya que las perspectivas económicas deberían finalmente resultar muy propicias para la toma de riesgos. La liquidez sigue siendo amplia y, por ahora al menos, nos invita a eliminar nuestros temores.

1. Una serie de choques económicos

La economía mundial se está desacelerando a un ritmo más rápido de lo esperado a medida que la inflación se mantiene elevada, creando lo que algunos llaman “un escenario de estanflación” definido como un crecimiento estancado (lo cual no es el caso) combinado con una inflación elevada. La razón principal detrás de esto es que la economía global se recuperó mucho más rápido de lo esperado el año pasado, lo que llevó a que los precios se dispararan gracias a: los salarios más altos que obtuvieron los trabajadores menormente cualificados, las interrupciones en las cadenas de suministro y a la demanda excesiva de algunos productos básicos, como el gas natural.

Parte de esta inflación se considera transitoria debido a los cuellos de botella y a la demanda reprimida, mientras que algunas se consideran más duraderas, lo cual ha obligado a la Reserva Federal a proceder hacia la reducción gradual de su balance, y al Banco Central Europeo ha reducir cautelosamente el ritmo de sus compras de bonos.

El impacto inesperado más importante proviene de China, cuyo crecimiento se ha desacelerado ligeramente de sus elevados niveles. Allí, la voluntad de las autoridades de hacer frente al apalancamiento excesivo, especialmente en la industria inmobiliaria, parece haber llevado a un momento de reapreciación en este económicamente crucial sector. Se construyó sobre las expectativas de un comportamiento perpetuamente ascendente en términos de riqueza y crecimiento. Ahora se están haciendo comparaciones entre la desaparición de Evergrande y el colapso de Lehman Brothers, aunque muchos analistas descartan este escenario. La realidad es que nos tomará semanas comprender el impacto de Evergrande en el crecimiento, debido a su impacto en el mercado inmobiliario.

2. Perspectivas de crecimiento e inflación

El mercado finalmente pondrá precio a esta más rápida desaceleración del crecimiento mundial encabezada por China. Llevará más tiempo descontar la naturaleza transitoria del choque inflacionario que estamos sufriendo actualmente, de hecho, los precios del gas natural probablemente luzcan más altos este invierno, además la OPEP+ tiene todos los incentivos para mantener los altos precios del petróleo durante la transición a fuentes renovables.

A medida que la economía mundial se ralentice, el mercado se dará cuenta del hecho de que el ritmo de reducción gradual de la Reserva Federal sigue dejando una amplia liquidez sin invertir, sumado a los impulsos fiscales de los Estados Unidos, China y la UE (eventualmente). Eventualmente, el optimismo debería de regresar al mercado, alimentado por la enorme cantidad de liquidez disponible y las aún interesantes perspectivas de crecimiento. Hasta entonces, debemos negociar el techo presupuestario de los Estados Unidos mediante la reconciliación.

3. Implicaciones para el mercado

Este reconocimiento de la realidad debería llegar y pasar para finalmente dejarnos con un ritmo de crecimiento bastante sólido en las economías avanzadas. No obstante, es un recordatorio de que al final del día es importante sentirse seguro de lo que se tiene. Esto implica centrarse en las fuerzas seculares de los factores ASG, la seguridad de los bonos cubiertos y la flexibilidad de las soluciones multiactivo.

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Conclusión: La volatilidad actual en los mercados de renta variable mundial debería desaparecer a medida que el exceso de liquidez vuelva a catalizar la mentalidad de comprar a la baja. Esto deja que el mercado vuelva a las tendencias de algunos estilos y productos como el crecimiento, la calidad y la renta variable norteamericana. Pero lo que es aún más importante, los inversores deben centrarse en las fuerzas seculares que impulsarán los mercados en las próximas décadas, como lo es, el cambio climático.