La IA generativa, capaz de crear textos, imágenes y videos con gran realismo, ha facilitado la proliferación de contenido engañoso. La velocidad y el alcance con que se difunden estas falsedades complican la tarea de distinguir entre la verdad y la manipulación. A pesar de los esfuerzos para desarrollar herramientas tecnológicas que detecten y contrarresten la desinformación, estas soluciones son insuficientes sin una base sólida de alfabetización en datos y medios (media literacy en inglés).
La alfabetización mediática es esencial en este contexto. Involucra habilidades para acceder, analizar, crear y evaluar críticamente los medios. Con el auge de herramientas de IA generativa como ChatGPT, la alfabetización mediática es más esencial que nunca para ayudar a las personas a analizar la credibilidad y la confiabilidad de la información. Esta educación no solo nos permite identificar noticias falsas, sino también comprender los sesgos y las intenciones detrás de los contenidos que consumimos.
La alfabetización en datos también juega un papel crucial. Implica la capacidad de leer, entender, crear y comunicar datos como información. En un mundo donde el big data y la IA dominan, no entender los datos equivale a no entender el mundo. La baja alfabetización en datos puede llevar a decisiones mal informadas y aumentar nuestra vulnerabilidad a la manipulación. Un informe de Gartner de 2023 destacó que “la baja alfabetización en datos es el mayor obstáculo para la adopción de IA en las empresas”. Esta barrera no se limita a las empresas; afecta a individuos y sociedades enteras.
El problema radica en que, aunque las tecnologías avanzadas son capaces de detectar desinformación, no pueden cambiar la manera en que procesamos y percibimos la información. La tecnología puede señalar un video deepfake, pero solo una mente educada puede entender por qué y cómo fue creado, y evaluar críticamente su impacto.
Un ejemplo de referencia es el de Finlandia, cuyo gobierno lanzó en 2014 (dos años antes de que Rusia interfiriera en las elecciones estadounidenses) una iniciativa destinada a enseñar a residentes, estudiantes, periodistas y políticos cómo contrarrestar la información falsa diseñada para sembrar división. Este enfoque educativo es un paso crucial hacia la formación de ciudadanos informados y críticos. Sin embargo, no basta con acciones aisladas por países: necesitamos una adopción global de este tipo de educación.
El Foro Económico Mundial advirtió en un informe de 2024 que “el auge de la IA generativa crea nuevos riesgos para la privacidad y la propagación de la desinformación que requieren habilidades mejoradas de alfabetización en datos y medios”. Esta declaración enfatiza la urgencia de mejorar nuestras capacidades educativas para enfrentar los desafíos de la era digital.
No se trata solo de ser capaces de usar herramientas tecnológicas; se trata de comprender el mundo digital en su totalidad. La educación en alfabetización mediática y en datos debe ser integral y accesible para todos. Solo a través de una educación sólida podremos desarrollar la capacidad de discernir la información precisa de la engañosa, proteger nuestra privacidad y tomar decisiones informadas.
Aunque la tecnología es un aliado importante en la lucha contra la desinformación, no puede ser nuestra única ni principal línea de defensa. La educación es la clave para construir una sociedad resiliente frente a la manipulación y la falsedad. Al equipar a las personas con habilidades críticas para evaluar y entender la información, no solo sobreviviremos a los desafíos de la desinformación en la era de la IA, sino que prosperaremos, manteniendo nuestra autonomía y valores fundamentales intactos. Hay mucho en juego. Apostar decididamente por la educación en alfabetización mediática y en datos ha dejado de ser una opción. Va a ser vital para el futuro de nuestra sociedad.