Entró en 2006 en la presidencia El Monte, poco antes de la fusión con Caja de San Fernando. Una operación que comenzó a gestarse en 1973 y que tuvo hasta tres fracasos antes de fusionarse definitivamente para dar luz a CajaSol, cuya presidencia asumió Pulido. Hizo la primera fusión interregional con Caja Guadalajara, ha presidido Banca Cívica, es miembro ahora del consejo de administración de Caixabank. Ha sido testigo y ha estado en el centro del proceso de reestructuración más importante de la historia del sector financiero. Un proceso que no ha sido fácil, de hecho Pulido se declara “sufridor” de aquella situación que se vivió en 2008 y 2009 donde todo era nuevo y nadie sabía que iba a pasar. 
 
Caja Guadalajara fue la primera de muchas fusiones que inició al frente de Cajasol antes de que, en 2011, decidiera sacar a bolsa a Banca Cívica, que aglutinaba bajo el sistema de SIP (Sistema Institucional de Protección)  Caja Navarra, Caja Burgos, Caja Canarias y la propia Caja Sol. “Fuimos, junto con Bankia, los primeros que dimos el paso a querer salir a bolsa con una dimensión diferente. Además, tuvimos la valentía y la experiencia para poder emprender una fusión por absorción con la Caixa”, reconoce Pulido. Una etapa que fue una experiencia “apasionante porque uno cuando está en puestos de responsabilidad está para hacer algo y creo que fuimos haciendo lo que creíamos que era mejor en cada momento y cuando incluso las autoridades no tenían muy claro lo que había que hacer”. 
 
En su opinión, el sistema financiero de cajas de ahorro se podría haber salvado, o al menos gran parte. Había que hacer algunas transformaciones en ese momento como ganar volumen, capitalizarse (las cajas de ahorro no tenían instrumentos para hacerlo) y cree que con haber corregido dos elementos la cajas se habrían salvado: 1) meter un perfil a la gobernanza más profesional y 2) buscar mecanismos de capitalización como tenía el resto de la banca. “Con esos dos retoques, gran parte del modelo de las cajas de ahorro podrían haber sobrevivido como lo siguen haciendo en Alemania, con unos ratios que no eran mejores que los de las cajas españolas”.  Pero en ese momento la incertidumbre, los miedos y la estrategia de los que tenían la autoridad monetaria hicieron que todo se acelerara. 
 
Sobre el futuro de la banca, el presidente de la Fundación CajaSol ve “nubarrones fruto de la circunstancias que estamos viviendo y de la aceleración de todos los procesos, tecnológicos…etc”.  En el sector están cambiando cosas y seguirán cambiando. “No sólo a nivel tecnológico sino que habrá otros operadores financieros que no son estrictamente de procedencia financiera, lo que hará que el juego sea diferente”. 
 
Asegura que la estrategia de la banca en los últimos años es una estrategia defensiva. “Ahora las operaciones de fusión se hacen porque hay que mejorar ratios porque con los márgenes que hay en la situación actual de los tipos la cuenta de resultados no da”. Las estrategias son lógicas porque la situación, el marco macro y las circunstancias financieras llevan a tener estrategias defensivas para mantener ciertos niveles para que los inversores no se vayan. 
 
Todo ello en un entorno en que los mercados están pendientes de la situación en Ucrania, con los precios subiendo a niveles históricos y con los bancos centrales pendientes de si atacan la inflación en detrimento del crecimiento. “Veo la situación con preocupación. Las consecuencias de la invasión de Rusia en Ucrania serán mayores que la propia pandemia, la inflación seguirá siendo estructural , los desajustes en los precios energéticos no sabemos cuánto durarán y sobre todo hay algo que es lo peor para a economía que es la incertidumbre. Ahora mismo no podemos hacer un análisis muy certero porque todavía faltan datos de qué pasará en próximas semanas y meses en Ucrania pero las consecuencias serán muy negativas para la economía españolas”.