Gran parte de este renovado escrutinio regulatorio de la industria de gestión de activos está justificado. Una de las muchas lecciones de la crisis financiera de hace una década fue que las normas que agrupaban a la industria no fueron suficiente. Una regulación más estricta del sistema financiero es una respuesta racional. Los gestores de activos necesitan abrazar el cambio y comprometerse.

Los gestores de activos desempeñan un papel vital en el buen funcionamiento de la economía. Facilitan una asignación de capital eficiente al suministrar financiación a las compañías. El capital tiende a ser invertido a largo plazo (una media de seis años para la renta variable británica). Más allá de los mercados de renta variable, los gestores de activos ofrecen financiación a los mercados inmobiliarios, de infraestructuras, de deuda, de hedge funds y de private equity.

Millones de personas también se apoyan en los gestores de activos para obtener rentas para su jubilación. Esto es una gran responsabilidad que requiere una vigilancia cercana de los reguladores. Necesitamos tener bastante claro que nuestro deber con estos millones de personas es asegurar que nuestros productos son apropiados, que la información sobre los mismos es clara y que, por último, cubren las necesidades de los clientes. Han quedado atrás los días de una oferta de productos genéricos listos para ser usados y esperando que fueran aceptados por los clientes.

Una de las nuevas áreas en las que los clientes están mostrando cada vez un mayor interés es la inversión con impacto social. Este tipo de inversión conduce el capital de tal forma que busca retornos tanto económicos como sociales. El mundo se enfrenta a numerosos desafíos, desde el cambio climático y la pobreza a la desigualdad y la contaminación.

Evidentemente, el seguimiento de cómo se logra este impacto es crítico. Crea un track record verificable, ayudando a los inversores a realizar comparaciones entre compañías y revisar adecuadamente el negocio en el que se invierte. Empleando datos incluidos en los informes anuales, hemos calculado que las compañías en nuestro modelo de cartera con impacto han ahorrado 28 millones de árboles y 9.000 galones de agua y han reciclado cerca de 400.000 metros cúbicos de residuos (el equivalente a tres superpetroleros y medio) al tiempo que han ahorrado también cerca de 850.000 barriles de petróleo.

Como gran parte de la inversión con impacto, el seguimiento está dando todavía sus primeros pasos, pero este ahorro se traduce en una mejora de la eficiencia en el uso de recursos y en la reducción de consumo material. Dicho de otra forma, hay un impacto demostrable que hace que la gente también se sienta bien con el impacto de las inversiones que está realizando. Es una retroalimentación positiva, si se prefiere así.

Existe el mito de que si se excluyen partes del mercado, se sacrifican retornos potenciales. Hoy en día, muchos inversores creen que la inversión en compañías que cumplen con criterios de sostenibilidad debería ayudar realmente a mejorar el potencial de buena rentabilidad. Después de todo, si las compañías tienen en cuenta todos los riesgos y el impacto de sus operaciones –incluyendo Derechos Humanos, cuestiones medioambientales y cómo tratan a sus empleados- sus negocios tienden a estar mejor gestionados y a tener menos volatilidad en el precio de sus acciones. De hecho, esto puede ayudar a catalizar la buena rentabilidad a largo plazo. El cambio de prestaciones definidas a pensiones de aportación definida significa que los individuos van a ser mucho más responsables sobre su propio destino en relación a la jubilación que las generaciones anteriores. A medida que aumenta la implicación, es natural asumir que querrán que sus inversiones reflejen sus propios principios y valores. Como consecuencia, las estrategias que reflejan las preocupaciones de la sociedad sobre cuestiones como el empleo digno, el medioambiente, la desigualdad o la sostenibilidad podrían florecer. JP Morgan predice que la demanda de estrategias de inversión con impacto podría alcanzar el billón de dólares en 2020. Recientemente me reuní con compañeros de la gestión de activos  para hablar de cómo mejorar el acceso a la inversión con impacto social con la primera ministra de Reino Unido, Theresa May.

Los reguladores están trabajando duro para mantener a la industria en un estado que le permita satisfacer las futuras necesidades de los clientes. El crecimiento de estrategias como la inversión con impacto es una prueba de que la industria de gestión de activos puede adaptarse a las claras necesidades de sus consumidores y gestionar el dinero de una manera diferente. Pero una mayor regulación es una señal de que la industria ha estado demasiado lenta para adaptarse mientras el mundo cambiaba a su alrededor. Los gestores de activos que sobrevivan a la tormenta son aquellos que acepten la necesidad del cambio.

Keith Skeoch, co-CEO de Aberdeen Standard Investments