Recientemente la Comisión Europea dio a conocer sus previsiones, las cuales están muy alineadas con el consenso de mercado. Para 2019, la CE prevé que el PIB de la Eurozona caiga 0,5 puntos porcentuales al +1,3%, coincidiendo bastante con lo que la mayoría de los economistas estiman (+1,4%). Dentro de dicho pronóstico general, algunos participantes prevén un crecimiento por debajo de la barrera del +1,0%, llegando hasta el +0,8% (la previsión menos optimista).

Asimismo, el Banco Central Europeo (BCE) ha tomado cartas en el asunto, habiendo reducido en su reunión de política monetaria de la semana pasada, sus perspectivas de crecimiento del +1,7% previo al +1,1%.

Curiosamente, el análisis por país no es muy alentador. En el cuarto trimestre, el Producto Interior Bruto (PIB) de la Eurozona aumentó sólo un + 0,2%, coincidiendo con lo registrado en el tercer trimestre y subrayando la verdadera desaceleración que se está produciendo. Sin embargo, lo que realmente ha sido decepcionante, son las cifras de Alemania: 0,0% de crecimiento en el cuarto trimestre frente al -0,2% en el tercer trimestre. Estos resultados han evitado que entrase en una recesión técnica. Por su parte, Italia no ha corrido la misma “suerte”, habiendo registrado resultados negativos tanto en el tercer como cuarto trimestre. 

 

Fabricando una desaceleración

 

De todos modos, todavía no contemplamos una recesión en la Eurozona para 2019. Un indicador clave que estaremos siguiendo son los Índices de Gestores de Compra (PMIs) que se publican mes a mes. En febrero, el “flash” Composite de la Eurozona ha marcado una leve subida, desde el 51,0 del mes anterior al 51,4, lo que representa la primera subida desde agosto del año pasado. En general, una ruptura de la tendencia bajista suele ser vista como un indicio levemente alentador. De todos modos, pasemos a analizar un poco más en profundidad a esta variable económica.

La variable Composite está compuesta de dos variables subyacentes: la del sector manufacturero y la del sector de servicios. Tal y como se resalta en el gráfico anterior, ambas variables han marcado en febrero diferentes direcciones. El sector de servicios ha marcado una expansión a los 52,3 puntos; en cambio, el sector manufacturero, se ha contraído nuevamente por debajo del nivel límite -entre expansión y contracción de los 50 puntos- a los 49,2 puntos, el nivel más bajo desde junio de 2013.

Analizando lo anterior por país individual, Alemania y Francia han generado resultados de PMIs Composite más elevados. Si bien los resultados del sector manufacturero y de servicios de Francia han superado a los resultados de enero, los de Alemania estaban divididos, como los de la Eurozona en general, con una caída de la industria manufacturera a un mínimo de 47,6 puntos.

El incremento del PMI de la Eurozona da cierta esperanza de que se evite una recesión este año, siempre y cuando no haya ningún cambio de rumbo en los próximos meses. No obstante, parecería que no hay ningún factor que contradiga la desaceleración del crecimiento en curso impulsada por el sector manufacturero. Este contexto debería hacer que el BCE siga sin subir los tipos de interés en 2019, lo cual ha sido un punto subrayado por la propia entidad en la revisión de su forward guidandce – en donde contempla mantener los tipos de interés “al menos durante 2019” y no “hasta lo largo del verano” como había mencionado previamente-.