Martínez repasa en esta entrevista su trayectoria como jugador profesional, explica su diversificado método de inversión, su reciente entrada en el mundo del capital riesgo en diferentes startups y el momento que vive el deporte con los clubes cotizados en bolsa o la implementación de nuevas técnicas de marketing para incrementar los ingresos no recurrentes.

Ferran Martínez jugó profesionalmente al baloncesto entre los años 1984 y 2002, militó en el F.C. Barcelona durante diez temporadas, otras seis en el Joventut de Badalona y tres en el Panathinaikos de Atenas. Internacional en 156 ocasiones con la selección española, y olímpico en Seúl 88.

“Al final los dos deportistas tenemos dos vidas, la del deporte que es lo mejor porque hacemos lo que nos gusta realmente, pero sabemos que dura muy poco tiempo y la vida real, que es cuando te retiras y ahí tienes que aprovechar todo lo que el deporte te ha enseñado”, comenta Martínez.

“Soy del Barça y del Joventut, he tenido la suerte de jugar al lado de grandes figuras y jugadores, en los dos equipos he ganado muchos títulos, pero me formé en el Barça y esto siempre queda un poco más. Fiché a los 12 años, les pedía autógrafos a los jugadores del primer equipo y sin darme cuenta a los 15 años ya hice la pretemporada con el primer equipo después del campeonato de España infantil en el que el entrenador Antonio Serra me vio anotar 63 puntos en la final. Cuando acabó me dijo tu te vienes a la pretemporada del primer equipo y yo era un niño prácticamente y no me lo creía. Estuve diez años en el Barça en dos etapas, seis años en Badalona y cuatro años en Grecia”, repasa.

“Me supo mal no ganar una Euroliga con el Barça tras una etapa en la que tuvimos una plantilla con Epi, Sibilio, Solozábal, Norris… teníamos una plantilla como mínimo, mínimo para haber ganado una Euroliga, aunque me pude quitar la espinita con el Joventut en el que ganamos dos ligas seguidas y una Euroliga con Zeljko Obradovic”, añade.

El baloncestista catalán supo dar el salto al mundo de los negocios con éxito. Cursó estudios de programación e informática, en análisis financiero y en mercados de renta variable (CEF). Posee un E-MBA (La Salle, Universidad Ramón Llull, Barcelona), y Saint Mary’s University (San Francisco, EE.UU).

“Mi tío trabajaba en una empresa informática y a mi me gustaba la tecnología desde pequeño. Me impresionó un ordenador que le vi a mi tío que era como un armario. Cuando me fichó el Barça me compré uno de los primeros ordenadores personales que aparecieron, el Spectrum, y mientras todos jugaban a ‘marcianitos’ yo lo que hacía era programación. Me compré otros ordenadores, estudié programación y luego me hice mis primeros sistemas de inversión, mis hojas de cálculo… en el que primaba el sentido común: gano tanto, pues me puedo gastar tanto. Me hice mi plan de inversión sin darme cuenta y ahí ya algunos compañeros del vestuario me fueron preguntando”, explica.

“Cuando era profesional me puse como obligación comprarme cada año un activo inmobiliario, una casa, un piso, un terreno, una parcela… y si había alguien que me ofrecía el doble siempre venía, a pesar de que mucha gente me decía que el inmobiliario siempre iba a subir y me decían que haces, no vendas. Siempre tuve esta visión de comprar un activo cada año y si me ofrecían el doble vender y luego reinvertir. Otra parte de mi cartera era renta fija y renta variable y en aquella época no estaba metido en nada de capital riesgo pero con los años también he diversificado en materias primas, en capital riesgo”, subraya Martínez en la entrevista.

“Mientras jugaba no podía estar muy encima de mis inversiones por lo que debía confiar en los bancos. Viví el pinchazo de las ‘puntocom’, me retiré en 2002 y del 1999 al 2002 pincharon estas empresas tecnológicas, entonces hubo un banco en el que yo tenía un producto que invertía un 50% en renta fija y un 50% en renta variable… Como fueron tres años de caídas en las bolsas, el banco fue pasando patrimonio de la renta fija a la renta variable hasta que llegó el tercer año con un 40% de pérdidas. Entonces yo decidí formarme y estudié en el Centro de Estudios Financieros (CEF) para poder negociar con el banco y a partir de ahí yo les decía exactamente donde quería invertir. Tras las Torres Gemelas había mucha demanda de materias primas y a partir de ahí empecé a recuperar”, añade.

“Entré al sector financiero por esta desgracia de haber pérdido el dinero. Tras mi retirada del baloncesto estuve trabajando en Mediapro y un banco muy grande, UBS, vino y me ofreció ayudarles a liderar una unidad de deportes y entretenimiento. Por eso siempre veo todo con una visión positiva porque igual que en el deporte cuando uno se lesiona y se levanta es cuando supera adversidades, en finanzas es exactamente lo mismo”, destaca.

Tras su retirada del deporte de alta competición, ha creado y dirigido unidades de negocio destinadas al asesoramiento, planificación y gestión de altos patrimonios de deportistas de élite y “celebrities” en los grupos financieros UBS, Banco Sabadell, Mirabaud y Andbank.

Se ha especializado en la creación de startups tecnológicas, en los campos blockchain, fintech y computación cuántica. Es socio fundador de empresas como Dekaland, DeWocracy (implantación tecnológica de modelos híbridos de trabajo remoto), Globatalent, Ezpays, Olympia (aplicación deportiva basada en blockchain), y Venture Age (“venture builder” de empresas tecnológicas). Asimismo, es socio de las empresas Entanglement Partners (tecnologías cuánticas) y asesor de Andorra Business.