Tenemos datos claves por conocer en EEUU como el PIB trimestral, la producción industrial y manufacturera y la confianza del consumidor de la Conference Board. ¿Qué podemos esperar de estas cifras?
En principio, hay poco margen para grandes sorpresas. El dato más relevante sigue siendo el PIB, que está mostrando una dinámica muy llamativa. No es habitual ver una economía con una creación de empleo tan moderada como la actual y, al mismo tiempo, un crecimiento anualizado del PIB estadounidense por encima del 3%, cuando el crecimiento potencial del país ronda el 1,5%. Este desempeño es especialmente destacable si tenemos en cuenta que ya han aparecido algunas señales de debilidad en el consumo, sobre todo entre los hogares de menores ingresos.
Aun así, la economía sigue creciendo a un ritmo elevado, y la clave está en dos factores. El primero es muy específico: la fuerte inversión de las grandes tecnológicas —los llamados hyperscalers— en infraestructura vinculada a la inteligencia artificial. Estas compañías están invirtiendo a un ritmo anualizado cercano a los 400.000 millones de dólares, lo que equivale aproximadamente al 1,5% del PIB de Estados Unidos. Solo este componente explica una parte muy significativa del crecimiento actual.
El segundo factor es que ya empezamos a ver efectos positivos en la productividad, lo que permite sostener el crecimiento económico incluso con un mercado laboral menos dinámico. Esto ayuda a entender por qué el PIB se mantiene sólido pese a un menor impulso del empleo.
¿Cómo ha sido este 2025 materia económica y qué impacto han tenido los aranceles impulsados por Donald Trump en la economía global y, en particular, en Estados Unidos?
En términos generales, 2025 ha sido un año muy positivo desde el punto de vista macroeconómico y, especialmente, para los mercados financieros. Uno de los grandes protagonistas ha sido la debilidad del dólar, que resultó ser una excelente noticia tanto para los mercados emergentes como para Europa. Para ponerlo en cifras, la bolsa española subió más de un 50% medida en dólares, y la bolsa de Colombia —incluyendo dividendos— superó el 100% de rentabilidad en dólares. Son resultados realmente extraordinarios. Este buen desempeño se reflejó claramente en el sentimiento de mercado. A principios de diciembre estuve en Nueva York en el evento anual de la Emerging Markets Traders Association, al que asisto todos los años, y puedo decir que el ambiente fue el mejor que he visto en al menos los últimos ocho años. A los fondos les fue muy bien, particularmente a los especializados en mercados emergentes, lo que confirma que 2025 fue un año excepcional para las inversiones. Desde una perspectiva más amplia, también fue un año razonablemente sólido para la economía global, aunque con los riesgos habituales. La geopolítica sigue siendo una fuente constante de incertidumbre, especialmente por el entorno político internacional y el debate en torno a los aranceles.
En lo personal, soy muy crítico con los aranceles. Desde el punto de vista económico, me parecen una de las políticas más ineficientes, porque tienden a distorsionar precios, afectar al consumidor y frenar el comercio global. Dicho esto, la economía no siempre sigue criterios ideales: el mundo es como es, no como nos gustaría que fuera, y los mercados han tenido que aprender a convivir con ese nivel de incertidumbre.
¿Cómo se han comportado los principales índices de Wall Street y qué sectores han liderado las ganancias? ¿Crees que la inteligencia artificial seguirá dominando el mercado en 2026?
De cara a 2026, ya publiqué mi outlook la semana pasada y lo que transmití a los clientes es bastante claro en términos de posicionamiento sectorial. Mi recomendación principal es mantener una sobreponderación en determinados sectores clave. Uno de ellos es Utilities, vinculado principalmente al sector energético. La razón es que el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial está disparando la demanda de energía. Este es un sector que históricamente ha sido defensivo, pero que en este ciclo ha mostrado un comportamiento mucho más dinámico, beneficiándose de un mercado claramente alcista.
A pesar de que mi escenario central contempla una desaceleración del crecimiento económico en Estados Unidos en 2026, sigo recomendando una sobreponderación en tecnología. Esto puede parecer contraintuitivo desde un punto de vista académico, ya que tradicionalmente se espera que el sector tecnológico se desacelere cuando la economía pierde impulso. Sin embargo, considero que lo que estamos viendo con la inteligencia artificial no es un fenómeno coyuntural, sino estructural. Está transformando la economía global y apenas estamos en una fase muy temprana del proceso. Si lo comparamos con un partido de béisbol de nueve innings, diría que apenas vamos en el segundo, por lo que aún queda un amplio recorrido de crecimiento.
Además, mantengo una visión positiva sobre el sector inmobiliario y el sector bancario. La base de esta recomendación es que espero una desaceleración de la inflación mayor de la que actualmente descuenta el mercado, lo que permitiría a la Reserva Federal recortar las tasas de interés en mayor medida. Este entorno suele ser favorable tanto para el inmobiliario como para el sector financiero.
El próximo año Jerome Powell dejará la presidencia de la Reserva Federal en mayo. ¿Hay ya algún nombre sobre la mesa para sustituirlo? ¿Crees que la FED adoptará una postura más alineada con las prioridades económicas de Donald Trump?
Sinceramente, no espero cambios drásticos. Mi escenario central es que Kevin Hassett sea designado como el próximo presidente de la Reserva Federal, algo que debería anunciarse en enero para que los tiempos institucionales se cumplan, ya que el cargo requiere la aprobación del Senado de Estados Unidos. Este proceso es precisamente uno de los grandes puntos fuertes del sistema estadounidense. Aunque el presidente nomina al candidato, ese nombramiento debe ser ratificado por una mayoría en el Congreso. Eso actúa como un filtro muy importante: si el candidato no tiene credibilidad técnica o carece de una visión sólida en materia económica, simplemente no sería aprobado. Por eso, quien llegue a la presidencia de la FED será, con toda probabilidad, una figura con alta preparación y reconocimiento profesional.
En los últimos meses se ha reabierto el debate sobre la independencia de la Reserva Federal, pero en ese punto sigo siendo bastante tranquilo. Estoy convencido de que la FED continuará siendo una institución altamente autónoma, con un elevado nivel técnico y con decisiones basadas en datos, más allá de las presiones políticas del momento. Esa independencia es clave para la estabilidad económica de Estados Unidos y, hasta ahora, el sistema ha demostrado que sabe preservarla.
¿Cuáles son las previsiones de XP Investments para 2026? ¿Esperan nuevos movimientos sorpresivos por parte de Donald Trump que puedan alterar el escenario económico?
No anticipamos un año especialmente marcado por sorpresas, pero sí creemos que habrá algunos hitos muy relevantes a seguir de cerca en 2026. El primero tiene que ver con el frente legal en Estados Unidos. En algún momento del año, probablemente hacia el tercer trimestre, esperamos una decisión de la Corte Suprema sobre la legalidad de los aranceles impuestos bajo la Sección 232. La visión tanto mía como de XP Investments es que existe una alta probabilidad de que la Corte determine que el uso de esa cláusula no es consistente desde el punto de vista constitucional. La razón es que la Sección 232 solo puede aplicarse en situaciones de emergencia, y Estados Unidos lleva décadas con un déficit de cuenta corriente elevado, lo que difícilmente califica como una emergencia puntual. Si ese fallo se materializa, lo más probable es que obligue a una reducción generalizada del nivel de aranceles. El mercado recibiría esta noticia de forma muy positiva, especialmente en la segunda mitad de 2026.
Desde una perspectiva global, también vemos varios factores constructivos. En Europa, el estímulo fiscal en Alemania debería mejorar las perspectivas de crecimiento. En China, observamos una mejora gradual en el panorama inflacionario y el hecho de que el país ya se encuentre en su séptimo u octavo año de la crisis inmobiliaria sugiere que podríamos estar más cerca de ver el final del ajuste que del inicio. Eso abre oportunidades interesantes tanto en China como en otros mercados emergentes.
En este contexto, creemos que las inversiones más ligadas a un escenario de debilidad del dólar deberían comportarse mejor en 2026 que el mercado estadounidense. Nuestra proyección es que el S&P 500 cierre 2026 en torno a los 7.400 puntos, lo que implicaría un retorno aproximado del 7% u 8%. Es un rendimiento razonable, pero pensamos que existen alternativas con mayor potencial fuera de Estados Unidos. No somos los únicos con esta visión. Otras casas importantes como JPMorgan, Ashmore o AllianceBernstein también están identificando oportunidades atractivas fuera del mercado estadounidense. En resumen, Estados Unidos debería ofrecer retornos positivos, pero creemos que en 2026 habrá mejores oportunidades relativas en otras regiones del mundo.

