-¿Qué escenario se plantea para el oro teniendo en cuenta la relación inversa de esta materia prima con el rendimiento de los bonos del Tesoro?

El oro ha tenido un comienzo de año complicado, con bajadas del 9% y está en los 1.700 dólares por onza pero en nuestro escenario de consenso ya preveíamos una caída para el oro durante este primer trimestre aunque no esperábamos que fuera un descenso tan importante. Nosotros teníamos en mente que llegaría a los 1.800 dólares, ha llegado incluso estar por debajo de 1.700 dólares y el principal impulsor de esta caída han sido la subidas en el rendimientos de los bonos del Tesoro, de forma pronunciada e inesperada. El oro y los rendimientos de los bonos del Tesoro tienen una relación negativa bastante sólida pero no es lo único.  Si miramos al posicionamiento especulativo que hay en este mercado, que también afecta a su precio, ha caído a los niveles más bajos desde 2019. Sin embargo, en las últimas semanas los precios del oro se parecen haber estabilizado sobre los 1.700 dólares lo que indica que lo peor ha pasado y que puede ser un buen punto de entrada. De hecho, los rendimientos del Tesoro han seguido aumentando pero el oro se ha mantenido en los niveles actuales. 

Creemos que el próximo factor que  puede impulsar al metal es un repunte de la inflación real, no solo las expectativas – que es lo que ha estado pasando hasta ahora  - pues la final la inflación y la depreciación del dólar influyen en los precios del oro. Hoy es moderada pero la expectativas están aumentando y si se realizan a futuro sería positivo para el oro, especialmente por el fuerte apoyo monetario de los bancos centrales. 

Además, también en la parte de la divisa, desde Wisdom Tree creemos que se encuentra en una senda estructural débil y esto sería positivo para el oro en los próximos meses. Por todo esto creemos que las caída del oro han sido una cosa temporal pero seguimos positivos en el metal, especialmente si existe la inflación y si el dólar sigue debilitándose.  

Lo que está claro es que el oro cumple dos características en cartera: uno es la diversificación por ser activo refugio y la otra es un activo que puede proteger sobre la inflación. Un tipo de activo que está en las carteras para momentos de incertidumbre o desaceleración económica, con lo que juega un papel importante para los inversores. 

En WisdomTree lanzaron el pasado diciembre un ETP sobre oro de bajo coste, el WisdomTree Core Physical Gold (WGLD). ¿Cómo se ha comportado durante estos meses?

Esta estrategia es un ETC de oro físico, producto cotizado en bolsa y como todos está estructurado de forma que su precio es el el rendimiento del oro al contado menos las comisiones de gestión. Así que el comportamiento del producto ha sido la del comportamiento del precio del oro al contado. Además, como todos los ETC están respaldados por oro físico en sí, que también ayuda a tener el mismo rendimiento del precio al contado, y es una estructura muy eficiente para aquel inversor que quiera acceder al metal precioso. Así que el objetivo del producto es hacer lo mismo que el precio al contado del oro menos comisiones de gestión y eso es lo que ha demostrado en los últimos meses. 
 

¿Cuál es su previsión del mercado de metales industriales y qué está aportando a los ETF de la compañía? 

Desde Wisdom Tree creemos que hay cuatro temáticas que impulsarán el mercado de materias primas durante el resto de 2021 y próximos años. La primera es la recuperación económica cíclica que ya está ocurriendo y que creemos que mejorará en próximos meses; la segunda es una reflación potencial, la tercera esa una recuperación estructural relacionada con la inversión en infraestructura y la última, más centrada en el largo plazo, es el enfoque en el medio ambiente y todas las temáticas relacionadas con la transición energética. Estas cuatro temáticas tienen una relación importante con los metales industriales. 

La reflación normalmente se relaciona con una combinación  de la mejora de la demanda industrial y condiciones fiscales y monetarias acomodaticias que suelen ser positivas para los metales; la pandemia puede alentar a los gobiernos a volver a mirar y cubrir la brecha que hay en infraestructuras para reactivar el crecimiento económico, que también suele beneficiar a los metales y por último, la parte más estructural puede venir de inversiones focalizadas en el medio ambiente y un ejemplo claro es el plan de 2 billones de dólares de Biden para ayudar a construir un futuro sostenible a través de energías limpias. 

Además, hay que tener en cuenta que la demanda creciente de las megatendencias tecnológicas como la transición energética están alargando la vida útil de estos metales ya que los inversores siempre las han considerado como inversores más tácticas y cíclicas pero estas temáticas están alargando la vida útil de estos metales en la cartera de los inversores. En este caso los metales industriales juegan un papel muy importante dentro de estas temáticas tecnológicas, especialmente en la transición energética. 

El precio del cobre cae por debajo de los 4 dólares. ¿Seguirá esta tendencia?
Siempre existe el riesgo de un retroceso de los precios en los activos de riesgo y el cobre es uno de ellos, especialmente tras una racha muy positiva como la que ha tenido. El cobre en este año lleva un +13% de rendimiento, en febrero tuvo un +12% y fue el 11º mes de aumento de precios para el metal y en el último año lleva más del 80% de rendimiento. Es normal que en momentos sufra alguna corrección.

Pero si tenemos en cuenta el reciente retroceso de los mercados financieros y de renta variable, el cobre ha resistido bastante bien y nosotros creemos que si miramos a los fundamentos del cobre las perspectivas siguen siendo bastante sólidas para este metal. Sí es verdad que registró un superávit de oferta muy leve en diciembre del año pasado pero creemos que podría volver al déficit a medida que el sector manufacturero y la parte industrial se vaya recuperando en próximos meses. Creemos que el caso de inversión para el cobre y metales industriales es a largo plazo por el impulso que vendrá de las grandes tendencias tecnológicas e industriales que existen en estos momentos como vehículos eléctricos, ciudades inteligentes o energías limpias por lo que seguimos con previsiones constructivas y positivas para el cobre pero también para los metales industriales.