El reciente periodo de volatilidad a causa de la pandemia de coronavirus ha impresionado por su intensidad pero, en contra de la percepción inicial, sí hubo discriminación durante las ventas generalizadas de acuerdo con los nuevos datos obtenidos por Fidelity International. Cada nivel adicional (de la A a la E) del sistema interno de calificaciones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés) de Fidelity equivalió a 2,8 puntos porcentuales de comportamiento bursátil frente al índice durante la reciente fase de volatilidad, según el estudio.

Fidelity comparó la evolución de más de 2.600 empresas usando su sistema propio decalificaciones de sostenibilidad. Estas calificaciones prospectivas se obtienen del contacto directo con las empresas y aglutinan la información de aproximadamente 15.000 reuniones con empresas cada año.

Los datos revelaron que el comportamiento de una empresa en los mercados y su calificación ESG guardan una correlación positiva, incluso en una crisis. Los títulos de renta variable y renta fija emitidos por empresas en la parte alta de la escala de calificaciones de sostenibilidad de Fidelity (A y B) superaron en promedio a los que poseen calificaciones medias (C) y más bajas (D y E) en este breve periodo, observándose una relación lineal considerablemente fuerte.

En los 36 días transcurridos entre el 19 de febrero y el 26 de marzo, el S&P 500 cedió un 26,9%. Entretanto, la cotización de las empresas con una calificación ESG de Fidelity alta (A o B) cayó menos en promedio, mientras que las empresas calificadas entre C y E perdieron más que el índice de referencia. Durante el periodo analizado, las empresas con calificación A se comportaron de media un 3,8% mejor que el S&P 500, mientras que las empresas con calificación E se comportaron de media un 7,4% peor.

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Jenn-Hui Tan, Responsable mundial de Inversión Sostenible de Fidelity International, comentó: “Ningún activo se libró de las pérdidas cuando los inversores se percataron de la gravedad de la suspensión de la actividad económica para contener el brote de Covid-19. El mercado bajista de la bolsa estadounidense más rápido de la historia, entre febrero y marzo de este año, fue también el primer desplome bursátil generalizado de la era de la inversión sostenible.

Cuando pusimos en marcha este estudio, nuestra tesis de partida era que las empresas con buenas características de sostenibilidad cuentan con mejores equipos directivos y, por lo tanto, debían comportarse mejor que el mercado, incluso en una crisis. Los datos que obtuvimos refrendaron esta opinión.

Aunque hay algunos factores que invitan a la cautela, como los ajustes por la beta, la calidad crediticia y la repentina recuperación de los mercados, acogemos con optimismo las pruebas de una relación general entre unos factores de sostenibilidad sólidos y las rentabilidades, lo que otorga aún más importancia al examen de la dimensión ESG dentro de un enfoque de análisis fundamental”.

Los bonos de las empresas con calificación A destacan. El estudio realizado por Fidelity International también puso de relieve que los títulos de renta fija de empresas con calificaciones ESG más altas se comportaron mejor en promedio que sus homólogas con peor calificación desde el arranque del año hasta el 23 de marzo (en tasa no ajustada). Los bonos de las 149 empresas con calificación A rentaron un -9,23% de media, frente al -13,16% de las empresas con calificación B y -17,14% de las empresas con calificación C.

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Jenn-Hui Tan añadió: “El periodo reciente de volatilidad fue impresionante por su gravedad. Una reacción psicológica natural ante las crisis en los mercados es reducir los horizontes de inversión y centrarse en cuestiones a corto plazo como la supervivencia empresarial, postergando inquietudes a más largo plazo como la sostenibilidad medioambiental, el bienestar de las partes interesadas y el buen gobierno.

Sin embargo, este cortoplacismo peca de miopía. Nuestro análisis sugiere que lo que inicialmente parecía una presión vendedora indiscriminada realmente sí que discriminó entre empresas en función de la atención que prestaban a las cuestiones ESG.

Lo anterior refrenda nuestra visión de que el énfasis de una empresa en los factores de sostenibilidad es un indicio fundamental de la calidad de su administración y gestión. Eso se traduce en negocios que resisten mejor las desaceleraciones, y que estarán mejor posicionados para aprovechar las oportunidades cuando la actividad económica se reactive, de ahí que se hayan ganado a pulso un lugar preponderante dentro de la gestión activa de carteras”.