Una apuesta fuerte y consistente. Eso es lo que realizó Carl Icahn el 26 de noviembre de 2012 al entrar en el accionariado de Nuance Communications. El inversor de Queens adquirió 52,4 millones de acciones a un precio de 20,14 dólares. Su visión era que el precio de cada título estaba muy por debajo del valor real de la empresa y por eso fue comprando paulatinamente más acciones.
Sin embargo, las cosas no le han funcionado tan bien como es
peraba, aunque sigue empecinado en que la empresa se terminará revalorizando en el parqué neoyorquino. Hasta tal punto de que ha vuelto a comprar otro paquete accionarial de 1,38 millones entre un rango de 14,12 dólares y 14,10 dólares para llegar a un total de 60,31 millones de acciones. Fiel a su confianza en la firma del sector de la comunicación.
Pero, efectivamente, el negocio de la compañía no ha despegado, sino más bien todo lo contrario. En lo que va de ejercicio sus resultados trimestrales han estado por debajo de lo esperado. De hecho, su beneficio por acción ha caído un 41% con respecto a hace un año. Eso ha llevado a que se haya desplomado Nuance Communications en su cotización en bolsa más de un 36% en los últimos 12 meses.
Traducido a lo que ha perdido Icahn con su inversión inicial la cifra llega a los 395 millones de dólares, frente a los 1.095 dólares que empleó en su día. Unido a lo que ha seguido perdiendo cada vez que ha adquirido nuevos títulos.
Por el contrario, el multimillonario neoyorkino tiene una cosa clara: la acción finalmente terminará con el movimiento correctivo y se revalorizará en el largo plazo.