Pese a contar con un endeudamiento escaso, el nicho de mercado “premium” -pero no de lujo- le pasa factura a Adolfo Domínguez en un momento en el que aún acusa el desgaste de su último plan de expansión y de su elevada exposición tanto al ciclo económico como al mercado nacional. Ahora, en plena crisis toca rediseñar estrategia, ajustarse el cinturón de los gastos y convencer de nuevo –también a los accionistas- de que “la arruga sigue siendo bella”. De momento,
en lo que va de año sube en torno al 35 por ciento, pero la firma de moda sigue a años luz de aquellos máximos alcanzados en 2007 cercanos a los 54 euros. Desde entonces, su cotización ha menguado un 82 por ciento fruto de la desconfianza de los inversores en la evolución de su negocio. 


Evolución den bolsa de Adolfo Domínguez

Exposición al ciclo

Un negocio que ya se ve tocado por la mala marcha del consumo privado desde que la crisis comenzara a desfilar. Acaba de publicar los resultados de su ejercicio 2008 –en 2007 decidió cambiar su cierre fiscal a finales de febrero para hacerlo coincidir con la conclusión natural de sus temporadas- y estos dejan a las claras el hecho de que los márgenes de Adolfo Domínguez se estrechan. Su beneficio atribuible alcanza los cuatro millones de euros en su último ejercicio fiscal, lo que supone un descenso del 74,13 por ciento, mientras que sus ventas han descendido un 2,41 por ciento. En todo caso, hay que destacar que Adolfo Domínguez no ofrece datos de ventas en superficies comparables, es decir, sin tener en cuenta la apertura de tiendas. En todo caso, lo cierto es que “las aperturas realizadas por la compañía no han sido suficientes para contrarrestar la caída de las ventas”, destaca Gonzalo Sanz, analista de Venture Finanzas. “Y las perspectivas son bastante inciertas dada la elevada relación entre sus ventas y el consumo nacional”.

Muy dependiente de España

La exposición de Adolfo Domínguez a las ventas en el mercado español es muy alta. No en vano “casi un 80 % de los ingresos de la firma provienen del mercado local”, señala Enrique Castro, analista de Banco Etcheverría. De ahí que Castro considere que “la compañía quizás tendría que intentar abrir su negocio y diversificarse más internacionalmente”. Hasta ahora cuenta con una red de unos 603 puntos de venta y con presencia en Europa (caso de Francia, Portugal, Reino Unido o Alemania), Latinoamérica (México o Argentina), en potencias como EE.UU, Japón y Rusia e incluso en países árabes como Kuwait o Arabia Saudita. Incursiones en el mercado exterior que no parecen suficientes para abrigar sus cifras en un entorno de recesión y de debilidad de consumo como el actual, pero que colocan a la compañía a años luz de sus discretos orígenes: la sastrería de Orense propiedad de Adolfo Domínguez padre en los años sesenta.

Nuevo patrón de gastos, la clave

La clave para recuperar márgenes está en una contención de gastos más fuerte, señalan desde el departamento de análisis de Renta 4. Y en ello están. Frente al espejo de los números, Adolfo Domínguez ha comenzado por replantearse su plan de expansión, reduciendo desde hace meses el número de aperturas de tiendas y desistiendo de la inauguración de algunos establecimientos. De momento, señala que ha metido tijera y ha abandonado la implantación de 19 tiendas que tenía ya contratadas y que ha cerrado otras 19. Algo que ha impactado en las cuentas de la compañía por el coste de 3,5 millones de euros que ha supuesto la rescisión de estos contratos. 

Los anuncios de la compañía vienen acompañados por un repunte superior al 12 por ciento en esta sesión de jueves. Y es que, según los expertos, Adolfo Domínguez ha dejado clara la línea de ajustes que debe seguir. Conscientes de que las perspectivas de mejora del consumo "no se vislumbran a corto plazo", el grupo insiste en que mantendrá su "plan de análisis y ajuste de necesidades", al tiempo que seguirá actuando en la vertiente comercial para atraer ventas, con un incremento de las acciones de promoción.

Para Enrique Castro, de Banco Etcheverría, “se han dado cuenta de que han sido demasiado agresivos con su plan de aperturas y han tenido que parar porque no les compensaba por costes”. Pero Jesús Domínguez, de Ibersecurities, va más allá. Cree que la raíz del problema de la firma de moda estuvo en que “en 2006 tuvieron unos resultados muy buenos, subieron los precios y el año siguiente fracasaron con la colección”. Esa, a su juicio, ha sido la base para que “en 2008 esto se haya juntado con la caída del consumo por la crisis y para que Adolfo Domínguez tuviera tan mala evolución”. Sea como sea, parecen haberse enhebrado los hilos para confeccionar un plan de recuperación porque “la no apertura de tiendas, unido a la revisión de la rentabilidad de otras –en particular de aquellas con vencimiento de contrato de alquiler cercano- les ayudará en gran medida a controlar los costes”, constata Gonzalo Sanz, de Venture Finanzas.

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