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A nadie se le escapa que los criptoactivos están cada vez más presentes en las conversaciones del día a día, no sólo entre los aficionados a la tecnología, sino que los grandes inversores también pronuncian últimamente la palabra Bitcoin, Ethereum o criptodivisas.

Casi 13 años han pasado desde que Bitcoin es Bitcoin (enero de 2009), y hoy, ya en 2021, el argumento de la “burbuja de los tulipanes” va perdiendo fuerza. Ahora la conversación ha cambiado y se centra en el futuro: las preguntas tienen que ver con, si es un refugio contra la inflación; si es el oro 2.0 o digital; cuál es el impacto medioambiental del minado de Bitcoin o qué medidas han de tomarse para regular correctamente este activo. Incluso, el caso de El Salvador abre un nuevo debate de si puede ser beneficioso para un país la implementación de una criptomoneda como moneda de curso legal. Como decíamos, la conversación ha cambiado mucho en los últimos años.

Los números desde 2010

A pesar de toda la conversación y debates sobre las criptomonedas, Bitcoin ha seguido su camino con su característica trayectoria de  montaña rusa, pero de tendencia ascendente si miramos los números en los últimos años. De hecho, si cogemos los datos comprendidos entre 2010 y 2020, es el mejor activo de la década.

Comparemos a Bitcoin con otros éxitos de aquellos inversores que se subieron al carro de las tecnológicas a principios de 2010. Con 100 $ invertidos en Microsoft, en 2020 estaríamos ante 656 $, si hacemos lo mismo con Apple, tendríamos en nuestra cartera 1.066 $.

¿Y con Bitcoin? Nada más y nada menos que 9.000.000 $. Sí, nueve millones de dólares, y esto sin contar la subida de 2021 a su máximo histórico. Es cierto que el contexto lo es todo y en 2010 era muy complicado prever este rendimiento histórico, si bien algunos lo hicieron.

Los grandes están dentro

Una de las principales barreras que los grandes inversores encuentran antes de invertir en las criptomonedas como Bitcoin es su alta volatilidad.

Recordemos que una bajada del 20% en Bitcoin puede llegar a resultar algo hasta “normal”, algo que lógicamente no es del agrado de muchos inversores donde realizan una alta gestión del riesgo.

Paul Tudor Jones, fundador de Tudor Investment Corporation, mostró en 2020 que él considera hacer frente a la inflación con cierta exposición a Bitcoin, el mayor gestor de activos del mundo, BlackRock, también dio señales favorables a este nuevo asset class. Recientemente, el propio Thomas Peterffy, Founder y Chairman de Interactive Brokers, también reconoció llevar a Bitcoin en su cartera desde hace 3 años.

¿Y los minoristas?

Al pequeño inversor, le toca hacer su propia investigación, aprender sobre la tecnología blockchain y trazar una estrategia de inversión acorde con su perfil. Esto a priori puede ser una tarea dura, tenemos que tener en cuenta que es una tecnología nueva y aún queda mucho por aprender, tanto sobre su funcionamiento como del propio acceso a este tipo de inversión.

Cada día, son más las plataformas online, como Bitpanda, que permiten a sus usuarios invertir en criptodivisas en pocos clics o a través de una sencilla app desde su dispositivo móvil. Destacan aquellas que incluyen productos de compra automatizada o planes de ahorro inspirados en la estrategia del Dollar Cost Average (DCA) ya muy conocida por los inversores.

De esta manera, un usuario puede combatir la alta volatilidad de las criptomonedas automatizando compras periódicamente sin preocuparse del precio en cada momento. Al hacer una compra constante con una periodicidad fija (cada mes, por ejemplo), se aprovechan tanto las bajadas como las subidas del precio, sin tener que preocuparse por la fluctuación del valor, porque se está promediando el precio de compra para el largo plazo.

No hay que olvidar que en los mercados que viven volatilidades de este tipo la emoción puede ser nuestra mayor enemiga. Está demostrado que cuando se deja llevar por las emociones, el ser humano tiende a comprar cuando el precio está muy alto (en impulsos alcistas) y vender cuando creemos que la tragedia es inevitable (en bajadas importantes). Gracias a las estrategias de inversión antes mencionadas, pensadas para el largo plazo, eliminamos el impulso de intentar acertar con el mejor momento para entrar en el mercado, algo realmente complicado de hacer incluso para los analistas técnicos más habilidosos.

El futuro… ¿o el presente?
El inversor que invierte su dinero en Bitcoin u otras criptomonedas está invirtiendo en la confianza y el futuro de los proyectos detrás de cada una de ellas. Cada criptomoneda o token representa organizaciones, en su mayoría descentralizadas, que están construyendo nuevas soluciones basadas en la tecnología blockchain. Solo el futuro (en el que llevamos viviendo desde hace años) nos podrá mostrar si realmente fueron útiles y han aportado valor.