Tal y como dice el diario Expansión, en los últimos meses Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, ha llevado a cabo varios mecanismos por los que estaría recuperando progresivamente dinero de Venezuela. El grupo cifra en 2.273 millones su exposición en dicho país, frente a los 2.400 millones de euros de hace un año.


El grupo explica por primera vez la exposición patrimonial que tiene en otros países y mercados a los que considera sus “grandes riesgos geopolíticos”. La exposición patrimonial en esos mercados suman casi 5.000 millones de euros, aunque Venezuela sigue siendo su máxima preocupación, a pesar de ser su gran mercado.


Tras un viaje realizado por Imaz a Venezuela, la compañía española llevó a cabo una serie de acuerdos de colaboración en hiodrocarburos que permitía así blindar las inversiones en este mercado. La empresa otorgó al monopolio petrolífero de Venezuela (PDVSA), una línea de crédito por un importe de hasta 1.200 millones de dólares (1.130 millones de euros), con una garantía del PDVSA de que destinaría al pago de dividendos a Repsol, a las inversiones de capital y los gastos operativos de Petroquiriquire, por lo que estaría revirtiendo en la propia compañía.

En el acuerdo se incluye que PDVSA cedía a Petroquiriquire los pagos derivados de contratos de venta de crudo u otros medios, con una cuantía realmente suficiente para que este pueda pagar inversiones de capital, dividendos y servicios de deuda. Para llevar a cabo todo estos acuerdos, lo que se está haciendo actualmente es desarrollar un mecanismo denominado “Escrow” (Una cuenta administrada por un tercero y que físicamente no se encuentra en Venezuela), en el cual el dinero de las facturas que emite la filial de Repsol en Venezuela a clientes que se encuentran en el extranjero, pueden ser usadas para pagar a Repsol, así la compañía puede cobrar directamente las facturas.