Hasta ahora, la entidad presidida por Ángel Ron había comunicado su intención de cerrar aproximadamente 300 oficinas, sin llegar a concretar la cifra como ha hecho hoy. Finalmente serán 302 las sucursales que dejen de operar, y que “por motivos de proximidad o por rentabilidad, se integrarán en otras ya existentes”.
Asimismo, las direcciones territoriales se reducen a Andalucía, Cataluña y Baleares, Centro, Levante, Norte y Pastor, además de Portugal. En 2014, cuando realizó otra reorganización de su estructura comercial, mantuvo la cifra en ocho, que ahora recorta hasta cinco.

Por su parte, las direcciones territoriales pasan de un total de 39 hasta 25, ya que Popular fusionará 14. Adicionalmente y “como consecuencia de la separación llevada a cabo entre el negocio principal y el inmobiliario”, se crean otras cuatro nuevas direcciones regionales que se encargarán de la gestión del negocio inmobiliario y de otros activos no productivos: Cataluña-Levante, Andalucía, Centro y Norte.
“Estos cambios se irán materializando de forma gradual en el tiempo tratando de acompasarlo con la puesta en marcha del proceso de reordenación de plantilla que en estos momentos se está negociando con la representación de los trabajadores del banco”, señala Popular en un comunicado. El recorte de 2.900 trabajadores, según la última actualización de las negociaciones, comprende 1.800 prejubilaciones y el despido de 1.100 personas.
Con esta reestructuración, agrega, la entidad “se enfrenta a una nueva etapa en la que, manteniendo su modelo de negocio y su independencia, apuesta por una gestión en la que prima la rentabilidad y la especialización”.
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