Por desgracia, porque provocan mucho dolor y en algunos casos pueden llegar a ser muy latosas, las fracturas de los huesos son bastante habituales en nuestro día a día. Concretamente, las más frecuentes son las de cadera, entre 40.000 y 45.000 cada año, según el Registro Nacional de Fracturas de Cadera, seguidas de las de muñeca, de tobillo y de hombro.
Habitualmente este tipo de lesiones rara vez comprometen la vida del paciente, si bien si responden a un traumatismo o a una lesión grave, si la persona no se mueve, no respira o no responde, o bien ante la mínima duda sobre cualquier complicación se debe llamar al 112 o teléfono de Emergencias.
En cuanto a las principales causas de estas fracturas figuran las caídas casuales en personas mayores, relacionadas en gran parte con la fragilidad y la osteoporosis, según advierte el doctor Ghassan Elgeadi Saleh, Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud San José.
Por otro lado, según prosigue esta experta, se encontrarían los traumatismos secundarios a accidentes en los más jóvenes, derivados en muchos casos del uso de la bicicleta, del coche o del patinete eléctrico, así como la práctica de deportes de riesgo.
PRIMEROS AUXILIOS
En muchas ocasiones las fracturas van acompañadas de complicaciones graves, fundamentalmente ampollas de fractura, lesiones en vasos sanguíneos o heridas, en el caso de fracturas abiertas.
Por eso, esta traumatóloga recuerda que los primeros auxilios a seguir en caso de una fractura deben ser evitar las movilizaciones, si hay herida poner un apósito en la medida de lo posible, proporcionar protección térmica al accidentado y taparle, y valorar sus constantes vitales.
Este tipo de lesiones requieren “una atención inmediata y urgente”, dado que su diagnóstico y tratamiento puede afectar “de manera decisiva” al diagnóstico y al tratamiento de la fractura, así como a su evolución. “Si no se tratan a tiempo o correctamente, pueden ocasionar una incapacidad permanente o una limitación en la funcionalidad del paciente”, añade el especialista.
Es por ello que, a la hora de prevenir posibles complicaciones y secuelas como pueden ser las no uniones, las maluniones y/o las infecciones, principalmente, recomienda acudir a un Servicio de Urgencias para afrontar las situaciones complejas que puedan derivarse del tratamiento de las fracturas.
MEJOR RECUPERACIÓN
Desde la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT) apuntan que el objetivo del tratamiento de una fractura es lograr la consolidación de la misma “en la posición más anatómica, con una recuperación funcional máxima y en el menor tiempo posible”.
Asimismo, el cirujano ortopédico de Quirónsalud San José resalta que, por lo que respecta al tratamiento de las fracturas, es muy variado, con numerosas técnicas y una gran variedad de implantes, por lo que cada caso debe ser cuidadosamente analizado y planificado con el fin de determinar un tratamiento individualizado para cada tipo de fractura y paciente.
Llama la atención sobre el hecho de que en el tratamiento no solo se debe tener en cuenta el grado de gravedad de la fractura, sino también el hueso del que se trate, así como la calidad ósea del paciente y si padece osteoporosis o no, ya que estos son huesos menos resistentes y con varias dificultades en el tratamiento.
INMOVILIZACIÓN
Apunta, eso sí, el doctor Ghassan Elgeadi que en la mayor parte de los casos solo será necesaria la inmovilización del hueso fracturado mediante una escayola o férula, y por lo menos durante mes y medio, mientras que en otros tipos de fractura puede ser necesaria la cirugía con implantación de tornillos, clavos o placas que ayuden a mantener el hueso en la posición correcta, mientras la rotura múltiple del hueso o desplazada se consolida.
En el caso de que se trate de una fractura desplazada, prosigue, antes de inmovilizar la zona puede ser necesaria la reducción y reposicionamiento del hueso que se ha desplazado fruto de la fractura.
Igualmente, recuerda que el reposo en estos casos o tener la pierna en alto, así como el empleo de la terapia farmacológica, suelen ser útiles en este tipo de situaciones. “Ya, una vez retirados la férula o el yeso, la visita al fisioterapeuta para recuperar la movilidad de la zona suele ser lo idóneo”, concluye el doctor Elgeadi.