Una operación que se llevaría a cabo mediante el pago de una mezcla de efectivo y de acciones
para no incrementar más la deuda de Euskatel, que ya es elevada tras la compra que hizo en 2015 del grupo gallego R. Este pago haría que Zegona, propietario del 100% de Telecable, se convirtiese en uno de los principales accionista de la nueva Euskatel. De esta manera Zegona podría convivir con el papel de socio de referencia que ha mantenido desde siempre Kutxabank, heredero de las tres cajas de ahorro que participaron en Euskatel desde el principio.
Actualmente Kutxabank mantiene un 25,8% de participación, lo que le permite el derecho de veto sobre decisiones estratégicas. Según los estatutos de la operadora en la toma de algún tipo de decisiones de gran trascendencia, como por ejemplo, si habría que mover la sede social del grupo fuera del país vasco, sería necesaria la mayoría reforzada de la junta general de accionistas de más del 75% del capital. En caso del pago de Zegona mediante acciones de Euskaltel, sería sin embargo necesario una ampliación de capital, por lo que disminuiría la participación de Kutxabank y sus actuales accionistas.
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La integración de Euskaltel con Telecom contribuiría así a la creación de un gran grupo de telecomunicación presente en casi todo el norte de España(País Vasco, Asturias, y Galicia). Una fusión que podría facturar en este año, alrededor de 750 millones de euros con un resultado bruto de explotación de 360 millones y una generación de caja de hasta 250 millones de euros. Además de que sería bien visto por el accionariado internacional de Euskaltel, que se aceptara la entrada de un nuevo accionista profesional como Zegona, cuyos conocimientos serían fundamentales para el mercado. Por lo que la integración de Euskaltel y Telecable tiene toda la lógica posible, ya que beneficiaría a ambos grupos, y podría generar importantes sinergias concentrando actividades.