MADRID, 06 MAR. (Bolsamania.com/BMS) .- Los estímulos del Banco Central Europeo (BCE) ni han llegado hoy ni parece que lo vayan a hacer pronto. Al menos eso es lo que ha interpretado el mercado: las bolsas se han alejado de sus máximos, el euro se ha disparado y la rentabilidad de la deuda alemana ha caído, mientras hablaba el presidente Mario Draghi. “Esto da idea de que el mercado esperaba más”, apunta en Bloomberg Orlando Green, estratega de Crédit Agricole. Draghi se ha ganado hoy el calificativo de halcón al justificar su inacción con unas previsiones de inflación “ancladas a su objetivo de estabilidad de precios”, en el 2%, y conformarse con que “la moderada recuperación económica” seguirá avanzando “a un ritmo lento”.
Ni medidas para controlar el riesgo de deflación, ya que el BCE mantiene su previsión de “un prolongado periodo de inflación baja previo a una recuperación gradual”, ni para fortalecer el crédito, “porque se está estabilizando y no solo en los países centrales de la Zona Euro, sino también en la periferia”. En base a estos argumentos, los inversores se han quedado sin bajada de tipos de interés, sin facilidad de depósitos en tasas negativas, sin compra de activos (ABS de los bancos) y sin el fin de la esterilización del SMP (el programa de compra de deuda soberana en el mercado secundario). A cambio, Draghi se ha limitado a mantener el forward guidance de “tipos en estos niveles o más bajos tanto tiempo como sea necesario” y a reiterar el “actuaremos si es necesario”. El banquero italiano ha reconocido que en el seno del BCE se han debatido tanto las bajadas de tipos como otras medidas, pero que “el consenso es amplio”.
El BCE ha mantenido los tipos en el 0,25%, una decisión sobre la que no había consenso claro, ya que la baja inflación podría haber incitado a la autoridad monetaria del Viejo Continente a elevar el precio del dinero. Asimismo, otra de las medidas con las que se especulaba, la rebaja a tasas negativas del tipo sobre depósitos, tampoco se ha producido. Se mantiene en el 0%. El BCE espera un IPC del 1% en 2014; del 1,3% en 2015; y del 1,5% en 2016, con un último trimestre de 2016 en el que la inflación se acerque aún más a ese 2%: en el 1,7%. Draghi ha aportado ese último dato del cuarto trimestre de 2016 “para mostrar la tendencia”, en un ejercicio por justificar que los precios se dirigen a la estabilidad del 2% y que, por tanto, no hay que actuar.
Craig Erlam, analista de mercados de Alpari, tampoco se sorprende por la inacción del BCE, del que dice que nunca se ha caracterizado por políticas radicales: “Dado el comportamiento de Draghi el mes pasado, no entiendo la sorpresa (…) Los inversores han demostrado tener una memoria muy corta en el pasado”. Así que el mes que viene, podría repetirse el panorama, lo que genera un hastío casi implacable a la hora de prever movimientos futuros en base a lo que ha pasado hoy.
M.G.