Oro en 2025: ¿llegará a los 5.000 dólares?
El Oro vuelve a situarse en el centro del debate económico global, mientras los mercados anticipan un escenario de profundas transformaciones monetarias y financieras de cara a 2026. La primera gran cuestión es clara: ¿puede el oro alcanzar los 5.000 dólares por onza troy en 2026?Los movimientos recientes del mercado refuerzan esta hipótesis. El oro ha abandonado su fase lateral, ha superado con solvencia la zona de los 4.350 dólares y ya se aproxima a los 4.500.
El metal rompe la tradicional correlación inversa con los tipos de interés a largo plazo, mostrando una tendencia alcista sólida. Esta situación refleja que, incluso en un entorno de tipos al alza, el oro sigue siendo un refugio atractivo ante la degradación monetaria, el gasto público elevado y la emisión masiva de deuda por parte de los gobiernos. Además, la guerra monetaria entre Estados Unidos y China —con Washington impulsando una stablecoin respaldada por deuda del Tesoro y Pekín promoviendo un yuan respaldado por oro— refuerza el atractivo del metal precioso, haciendo plausible que alcance los 5.000 dólares por onza en 2026.
Liquidez y bolsas: un viento de cola para el S&P 500
La segunda cuestión central es si la política conjunta de la Reserva Federal y el Tesoro estadounidense impulsará un nuevo tramo alcista en elS&P 500 durante 2026. Los indicios apuntan a que sí.
Los principales activos financieros se mueven cerca de máximos históricos: el Dow Jones, el oro y la plata ya los han alcanzado; el S&P 500 y el Nasdaq están a un paso de hacerlo. El denominador común detrás de estas subidas es evidente: la liquidez. Todo apunta a que en 2026 esta seguirá aumentando. El Tesoro estadounidense planea un fuerte estímulo fiscal, mientras que la Reserva Federal ha modificado su estrategia y está comprando alrededor de 40.000 millones de dólares mensuales en letras del Tesoro. Aunque la volatilidad no desaparecerá, la tendencia de fondo a largo plazo se mantiene alcista.
Inteligencia artificial: ¿burbuja o motor estructural?
Otro de los grandes debates gira en torno a la inteligencia artificial. Tras fuertes correcciones en noviembre, especialmente en las llamadas “siete magníficas”, se ha instalado el discurso de una posible burbuja. Sin embargo, los datos apuntan en otra dirección. La IA se está integrando de forma creciente en el tejido empresarial, especialmente en la banca y en grandes corporaciones, tanto para el análisis masivo de datos como para la optimización de costes laborales. Incluso el sector de defensa estadounidense ha incorporado herramientas como OpenAI, Google Gemini o Grok, no para tareas administrativas, sino para el tratamiento avanzado de información estratégica.
Al igual que en 2025, la inversión en inteligencia artificial ha sido uno de los principales motores del crecimiento del PIB estadounidense, y todo indica que esta dinámica continuará en 2026. No es casual que incluso inversores tradicionalmente escépticos, como Warren Buffett, hayan terminado por apostar por compañías como Google. Más que una burbuja, la IA parece un proceso de adopción progresiva y estructural.
Criptomonedas y tokenización: el papel de Bitcoin
En el ámbito cripto, 2026 podría marcar un punto de inflexión. Wall Street avanza hacia una tokenización masiva de los activos financieros, mientras Estados Unidos impulsa su stablecoin respaldada por deuda pública. Este proceso podría provocar un fuerte crecimiento del ecosistema digital.
Bitcoin, por su parte, atraviesa una fase de consolidación. Su cotización se mueve entre los 85.000 y los 90.000 dólares, atrapada por la dinámica del mercado de derivados. En este nuevo entorno, son las opciones las que condicionan al mercado al contado, y no al revés. La zona de los 90.000 actúa como un auténtico muro, mientras los 85.000 funcionan como soporte clave. Desde los máximos de octubre, el precio se desplaza dentro de un canal bajista, pero destaca un dato relevante: Bitcoin no ha vuelto a la base del canal y lucha por mantenerse por encima del soporte. La gran incógnita es qué ocurriría si superara los 90.000 dólares. Dado el posicionamiento del mercado, una ruptura de ese nivel podría desencadenar un movimiento alcista de gran magnitud.