
"Si dejas tu dinero en el banco, cada año vale menos", advierten los economistas en una época donde los tipos de interés en los depósitos son cada vez más bajos. Y en este escenario, donde estos tipos de interés no cubren la inflación, proteger tu dinero con Bitcoin es un recurso para todos aquellos que no quieren ver cómo su esfuerzo se evapora. Pero no es la única opción. Desde los depósitos a plazo fijo hasta el oro físico, pasando por la bolsa o los bienes raíces, hay formas de proteger el capital sin depender de la suerte. La clave está en entender qué funciona, qué no, y por qué.
Esta falta de conocimientos y de formación es precisamente la que lleva a que la mayoría de ahorradores cometa el mismo error: dejar el dinero parado en cuentas que ofrecen una rentabilidad reducida, mientras la vida se encarece. Otros, en cambio, se lanzan a inversiones arriesgadas sin información. Para darte una panorámica completa de las opciones existentes, hemos analizado cinco estrategias para blindar el patrimonio en tiempos revueltos. Sin promesas de rentabilidades mágicas ni fórmulas infalibles. Solo información para que puedas decidir con criterio.
Fondo de emergencia: la base de cualquier estrategia
Antes de pensar en inversiones sofisticadas, los expertos coinciden en un punto de partida ineludible: disponer de un colchón financiero para imprevistos. La recomendación habitual es acumular entre tres y seis meses de gastos esenciales en una cuenta. Este dinero no busca rentabilidad, ya que su función es evitar que un gasto inesperado (una avería, una baja laboral, una reparación urgente) obligue a vender inversiones en el peor momento o a endeudarse a tipos elevados. Es el cimiento sobre el que construir todo lo demás.
¿Dónde colocarlo? Lo podemos “meter” en cuentas de ahorro remuneradas, depósitos a corto plazo o fondos monetarios. Lo importante es que el dinero esté disponible en cuestión de días y no sufra oscilaciones de valor.
Proteger tu dinero con Bitcoin: el activo que nació de una crisis
La crisis financiera de 2008 dejó cicatrices profundas en la confianza hacia el sistema bancario tradicional. De aquella desconfianza surgió Bitcoin, una moneda digital diseñada para funcionar sin intermediarios y con una característica que la diferencia del dinero convencional: su cantidad está limitada a 21 millones de unidades. No se pueden “imprimir” más de estos criptoactivos.
Esta escasez ha llevado a muchos analistas a compararlo con el oro digital. Según datos de Bit2Me News, la adopción institucional de Bitcoin ha crecido de forma notable en los últimos años, impulsada por la aprobación de ETFs que facilitan la inversión a través de canales regulados.
Sin embargo, Bitcoin no está exento de riesgos. Su volatilidad sigue siendo elevada y requiere un mínimo de formación antes de dar cualquier paso. Sin embargo, para quienes buscan diversificar más allá de los activos tradicionales, representa una opción que conviene conocer. ¿El mejor consejo? Dedicar solo una parte del patrimonio que se pueda permitir mantener a largo plazo, sin necesidad de vender ante caídas puntuales.
Oro: un refugio con siglos de historia
Cuando los mercados tiemblan, el oro brilla. Este metal precioso lleva siglos actuando como reserva de valor y su demanda tiende a aumentar precisamente cuando crece la incertidumbre. Es lo que está sucediendo en estos momentos de incertidumbre económica y geopolítica internacional. A diferencia del dinero en efectivo, el oro no puede devaluarse por decisiones de bancos centrales.
En la última década, el oro ha tenido una revalorización media del 5-7% anual, según el World Gold Council. A la hora de invertir en este activo, existen diversas formas:
- Oro físico. Lingotes o monedas.
- Cuentas depósito oro. Permiten comprar oro sin almacenarlo físicamente.
- ETF de oro. Fondos cotizados que replican el precio del metal.
Diversificación en bolsa y bonos
La renta variable asusta cuando las cotizaciones caen, pero los datos históricos muestran que, a largo plazo, sigue siendo uno de los vehículos más eficaces para hacer crecer el patrimonio. El secreto en el mundo de la inversión siempre está en la diversificación: no debemos concentrar nuestro patrimonio en unas pocas acciones, sino repartir entre sectores y tipos de activo.
Aquí, podemos optar por diferentes estrategias de inversión como es la combinación entre fondos indexados, acciones con dividendos e incluso utilizar plataformas de inversión que funcionen con robo-advisor para que inviertan automáticamente en función de nuestro perfil. Combinar renta variable y renta fija en proporciones adecuadas sigue siendo la receta clásica de los asesores financieros. Y también están los bonos gubernamentales, que si bien es cierto que suelen ofrecen menor rentabilidad también tienen menos riesgo.
Depósitos a plazo fijo: seguridad con rentabilidades modestas
Por último, y aunque los habíamos comentado en el primer punto, los depósitos bancarios son la opción más tradicional para proteger el capital, pero con un matiz: no ganan a la inflación. En 2025, la mayoría de los bancos ofrecen rentabilidades del 2% anual, mientras la inflación ronda el 3,2% (INE). Si bien es cierto que es mejor que nada, no es suficiente para proteger nuestros dinero. Sin embargo, tiene una gran ventaja: el dinero está garantizado hasta 100.000 euros por el Fondo de Garantía de Depósitos.
Esta es la opción más conservadora. A la hora de contratar un depósito de estas características, deberás seguir estos consejos para conseguir la mejor oferta posible. En primer lugar, elige depósitos de corta duración para no quedarte atrapado si suben los tipos de interés. En segundo lugar, compara entre bancos y, en tercer lugar, ten en cuenta que los beneficios obtenidos también tributan como rendimientos de capital.
Como has podido conocer en este artículo, no hay una solución mágica para proteger el dinero, pero sí estrategias realistas. En este artículo te hemos hablado de cinco alternativas. Ninguna de estas cinco vías garantiza ganancias si tenemos en cuenta la inflación. Todas tienen ventajas e inconvenientes. Lo que sí ofrecen es la posibilidad de reducir riesgos mediante la diversificación y la planificación.
El dinero parado es dinero que se devalúa. Lo importante, recuerda, no es acertar al 100%, sino diversificar y evitar dejar los ahorros en cuentas que no dan rentabilidad.
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