Las principales plazas occidentales firmaron el jueves una jornada negra. En Europa, el Ibex 35 experimentó la que fue la segunda mayor caída del año, un 4,70%, con lo que decía adiós a los 8.500 puntos. El Dax germano se dejó un 5,82%, seguido del Eurostoxx 50 que sufrió un recorte del 5,34% salvando por los pelos los 2.200 puntos; el Cac francés recortaba otro 5,48%, mientras que la Bolsa londinense cedió un 4,49%, hasta colocarse en los 5.092 enteros. Especial golpe para la banca que se vio perjudicada por la denominada ‘tasa Tobi’ y que registró importantes caídas en todos los parqués europeos.

Al otro lado del Atlántico las cosas no fueron demasiado mejores. Wall Street vivió una jornada clarificadora sobre la situación por la que atraviesa la economía estadounidense. Ayer era día de datos macroeconómicos y tocó hacer frente a la realidad. El número de peticiones semanales de desempleo subió por encima de lo esperado, también lo hizo el IPC, hasta tres décimas de lo previsto, lo que se sumó a la rebaja de un 0,3% de la previsión sobre el crecimiento de la economía mundial por parte de la consultora Morgan Stanley. Hay miedo a una nueva recesión, aunque nadie se atreva a verbalizarlo.

Esta mañana la preapertura viene marcada por las bolsas asiáticas que ya han cerrado sus puertas. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio no ha sabido corregir la sangría abierta en Estados Unidos y cierra con una caída del 2,50%.
En el mercado de divisas, el par euro/dólar retrocede hasta el 1,42, mientras que en el mercado de futuros londinense, el crudo Brent se vende para su entrega en septiembre, a 105 dólares el barril.