Con el objetivo de reducir drásticamente la actual cifra de paro
estadounidense, un 9,1 por ciento, Obama ha propuesto destinar 49.000 millones de dólares (35.196 millones de euros) a la extensión del seguro de desempleo; 30.000 millones de dólares (21.549 millones de euros) a la modernización de los colegios; y 50.000 millones de dólares (35.910 millones de euros) a obras de infraestructuras de transportes. 

También se llevará a cabo una reducción de impuestos en 240.000 millones de dólares a trabajadores y empleados de cara al primer semestre del próximo año. 

Finalmente se pondrá en marcha un plan de reducción del déficit, cuyos detalles se conocerán el 19 de septiembre. "En una semana, revelaré un plan más ambicioso que no solo cubrirá el coste de este plan de creación de empleo, sino que servirá para estabilizar nuestra deuda a largo plazo", ha anunciado.

Si bien, este plan, ha adelantado que incluirá "modestos ajustes" sobre los seguros sanitarios Medicaid y Medicare y una reforma fiscal encaminada a "pedir a las grandes riquezas y empresas estadounidenses que paguen de una forma más justa".

Las estimaciones de varios economistas mostraron que el paquete de empleos de Obama, de ser aprobado por el Congreso, podría elevar el crecimiento económico del país en 1 a 3 puntos porcentuales en el 2012, agregaría cerca de un millón de puestos de trabajo y bajaría la tasa de desempleo en cerca de medio punto porcentual.

Pero, ¿de dónde se sacará el dinero para llevar a cabo este plan? “Es algo complicado porque habrá que sacarlos de algún sitio, así que, se tendrá que llegar a algún acuerdo para que no se amplíe la deuda del país. De esta medida depende la reelección de Obama y supone un balón de oxígeno para EE.UU.”, dice Juan Ignacio Crespo, director europeo de Thompson Reuters.

Los mercados no están digiriendo este anuncio con entusiasmo, pues la alerta de posible ataque terrorista con motivo del anivesario del 11S ha puesto a los inversores sobrealerta.