Para que se hagan una idea de la importancia que han cogido estos CDS durante los últimos años, se calcula que en la actualidad el volumen de CDS supera la deuda real que cubren por diez veces. Otra característica importante de los mismos es que las entidades que los emiten, no tienen que cumplir ninguna de las normas de reservas ni de solvencia que regulan al resto de aseguradoras, por lo que dichos seguros tienen un mayor peligro de incumplimientos y de riesgo que el de los contratos de seguros regulados como tales.


Durante estos días vemos cómo los CDS de un país como Irlanda se han disparado de forma poco habitual. ¿Qué ha ocurrido para que crezca la desconfianza sobre dicho país? Al menos, parece que aquel famoso grupo de los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) ya va disminuyendo y en estos momentos la mayor descofianza la concentran dos países: Irlanda y Grecia. Pero volvamos al caso Irlandés y a buscar
los motivos que nos llevan a la situación actual.

Si recuerdan, uno de los momentos más críticos en toda esta crisis financiera, ocurrió cuando los presidentes y primeros ministros de los distintos países de la eurozona, ante la situación tan delicada que vivían las entidades financieras del viejo continente, tuvieron que salir a la palestra para garantizar (algunos de forma más creíble que otros) los depósitos bancarios de los ciudadanos de los países correspondientes. Pues fue en esos momentos, en los que nuestro Presidente Zapatero garantizaba esos 100,000 euros, cuando el gobierno irlandés fue más allá garantizando el 100% de los mismos. Dicha medida, llegó incluso a molestar a sus vecinos británicos que vieron cómo muchos de sus ciudadanos, quizá llevados por esos momentos de pánico, pasaron sus depósitos en libras al país vecino, que a priori ofrecía más seguridad.

Pues bien, parece que pasados unos meses, dicho país ya no ofrece tantas garantías e incluso el mercado considera que su deuda tiene un gran riesgo de impago. Lo primero que me viene a la cabeza para justificar dicho cambio es que Irlanda es de los pocos países que aún no ha tomado ninguna reforma estructural en su economía. Recordemos, hemos visto muchas tensiones sociales (incluso huelgas generales) en Grecia y en España, precisamente porque han sido países que se han visto obligados a congelar (incluso recortar) el sueldo de sus funcionarios y a incrementar los impuestos con el fin de reducir su elevado déficit y hacer que el mercado los mire con una mayor tranquilidad y confianza.

Pero mucho me temo que el problema irlandés no sólo es cuestión de reformas sociales. No olvidemos que es un país que a pesar de tener al euro como moneda, también tiene una gran masa electoral con un sentimiento antieuropeo muy profundo, y hay buenas razones para pensar que por ahí pueden ir los tiros. No olvidemos que en las elecciones celebradas el año pasado casi un 33% del electorado mostró su disconformidad al Tratado de Lisboa (tratado que otorga a la UE personalidad jurídica propia para firmar acuerdos internacionales a nivel comunitario). Y tampoco olvidemos que en junio del 2008 el 53.4% de los electores rechazaron dicho texto. Mucho cambio en tan poco tiempo, ¿no les parece?

twitter.com/migfreijo