Durante el pasado mes de enero, los datos sobre el mercado inmobiliario norteamericano fueron tanto buenos como malos. Por un lado, se incrementaron de forma sorprendente el número de compras de viviendas de segunda mano
hasta un +2.7% (5.3 millones). Por el contrario, la venta de nuevas viviendas cayó más de lo previsto, hasta 284,000, lo que supone una reducción del 12.6%.


Ambos sectores, tanto el de viviendas nuevas como las de segunda mano, registran mínimos históricos, debido en gran parte a la alta tasa de desempleo, a la restricción crediticia y a la incertidumbre en la evolución de los precios del mercado inmobiliario.

A pesar de estos datos, se esperaba que durante este 2011, el sector mostrara cierta recuperación debido a la política de la Reserva Federal de mantener bajos los tipos de interés de las hipotecas. Pero estas perspectivas han cambiado tras la fuerte subida del barril de crudo. En estos momentos, tanto los empresarios como los consumidores mantienen una gran incertidumbre respecto a las posibles repercusiones de la fuerte subida en los precios de la energía.

Las altas facturas de electricidad de este invierno han hecho mucho daño en el ahorro de todos los hogares. La Administración de Información Energética norteamericana (EIA, en sus siglas en inglés) estima que los hogares del noreste del país gastarán un 23.8% más que el invierno pasado.

Otros sectores como el aéreo o farmacéutico también deberán afrontar estos altos costes.

Evolución barril de West Texas durante el último año: