El objetivo de la ayuda, que se decidió el pasado 28 de noviembre, es hacer frente a la crisis de deuda provocada por los graves problemas del sector bancario del país y frenar el contagio a Portugal y España.

Del total de la ayuda, 50.000 millones de euros se destinarán a atender las necesidades de financiación del Gobierno de Dublín mientras que los 35.000 millones restantes se concentrarán en el sector financiero (10.000 millones para medidas inmediatas de recapitalización y 25.000 millones para otras ayudas a la banca). Irlanda pagará un tipo de interés de alrededor del 5,8% y tendrá que devolver los fondos en un plazo de siete años y medio, según ha explicado su Gobierno.

El Ecofin ha aprobado también las condiciones que se le imponen a Irlanda a cambio de la ayuda: la reestructuración del sistema bancario, reformas estructurales para aumentar el potencial de crecimiento, especialmente en el mercado laboral, y un duro ajuste fiscal que asciende a 15.000 millones de euros en los próximos cuatro años. Los Veintisiete le han dado un año más a Dublín, hasta 2015, para reducir su déficit desde el 32% del PIB este año hasta el 3% que prevé el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

A España le corresponde contribuir con 2.600 millones, según ha dicho la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, pero se tratará de avales y no de créditos como en el caso de Grecia (a quien España prestó 9.794 millones). El de Irlanda será precisamente el segundo rescate que realiza la UE este año. El pasado mes de mayo, los ministros de Economía ya aprobaron una ayuda de 110.000 millones de euros para Grecia, cuyo tercer tramo se pagará en enero