Las restructuraciones que se habían visto en el mercado siempre han sido un negocio más que rentable. Tenemos desde unificaciones de deuda a nivel de economía familiar hasta restructuraciones de productos estructurados en los que ha salido el tiro por la culata. Ahora como estamos viendo, parece que ya hasta en las deudas de los estados pueden establecer nuevas condiciones y nuevos vencimientos por un módico coste. Claro está que ese coste, es de obligado pago para quien tiene el agua al cuello y de alegre cobro por quien resulta el intermediario en este tipo de deals.
Este renegocio internacional no es nuevo aunque sí parece ser olvidado, recordemos que en los últimos 30 años hemos visto como se volvían a negociar las deudas de países en Sudamérica incluso en Asia. La situación era bien diferente porque la previsión de crecimiento de aquellos países era más que evidente y por ello se accedió a revisar dichas deudas. En muchos de los casos quienes intervinieron en la operación tenían altos intereses en las economías locales. En este caso se está viendo el negocio antes de que ni se haya empezado a valorar la operación.
Parecía evidente a la mayoría de analistas que los rescates y las medidas aún siendo desorbitadas, iban a ser escasas debido a que las medidas no han surtido el efecto deseado, se esperaba una recaudación del 13% y no se ha conseguido más que un 5,5%; además detrimento del nivel de vida de dicho país ha caído entre un 15 % y un 20%
El contexto general de país heleno dista de ser el adecuado con unas cifras macro que asustan. El paro con unas cifras superiores al 20%, 65.000 quiebras el año pasado, un 20% de la población que vive por debajo del umbral de pobreza, transporte público encarecido entre un 30% y un 50%.
La pregunta es, ¿quién se está beneficiando de esta situación? Los bancos, por una sencilla razón: se están pagando intereses desorbitados por los bonos a diez años con unos rendimientos del 16,4%. Dichos intereses nos hacen ver que los bancos no son amigos de nadie y si tienen que hacer morder el polvo a un país lo harán, no es cuestión de ética sino de dinero. Ya sólo una pequeña comparación de rendimientos de bonos, el bono Alemán a 2 años se sitúa en el 1,76% y el mismo bono Griego en el 25%. Cualquiera que sea la solución que se adopte los bancos alemanes, suizos y franceses (acaparan 182 billones de dicha deuda) sacarán partido de esta situación.
Al economista jefe del Banco Central Europeo Jürgen Stark, no le ha quedado más remedio que arremeter contra una reestructuración de la deuda griega y dijo que podía comportar para toda la eurozona una crisis peor que la derivada de la quiebra de Lehman.
Está muy claro que una solución temporal nos daría tiempo pero no es una solución definitiva y que nos podría hacer que, el resto de países antes o después nos viéramos gravemente afectados. No así el euro, que ha demostrado estabilidad ante las turbulencias sino las economías de los países miembros que están íntimamente relacionadas.
Mientras el ansia especulativa sea tolerada en todos los productos financieros seguiremos viendo como la balanza siempre se inclinará hacia el mismo lado.