La prima de riesgo es uno de esos indicadores con cierta trampa. Y les explico la razón. Es mucho más complejo por ejemplo que cualquier valor de renta variable. Depende de dos factores. De cómo se comporte el bono a 10 años español y de cómo lo haga el mismo bono... pero de Alemania. Y aunque ambos están interrelacionados, la distancia entre uno y otro en sus rentabilidades es lo que marca el spread que tantos dolores de cabeza nos produce. Es decir para que descienda la prima, no solo debe bajar lo que rinde la deuda soberana patria. También que la Alemania no mejore sobremanera.
Y esa es la diferencia que vemos en el discurrir de nuestra prima de riesgo respecto de otro activos. Lo peor para ella no llegó junto con las bolsas en el mes de marzo. Allí vimos un nivel de 115 puntos básicos, porque la rentabilidad del 10 años español era muy baja a pesar de que los inversores mostraban un bono alemán de refugio y rentabilidades negativas del 0,85%. Fue en abril cuando la prima española llegó al máximo del ejercicio con un rendimiento del bono español del 1,13 y sin embargo la negatividad del germano era de la mitad de un mes antes, del 0,42%.
Más allá de esos matices, lo cierto es que nuestra prima de riesgo sigue controlada por debajo de los 100 puntos básicos, a pesar del repunte semanal ,al calor de las megacompras del BCE, que le han llevado incluso a principios de junio a registrar niveles por debajo de los 86 pb y la estabilización general de las primas en toda Europa.
Ahora mismo la prima de riesgo española se sitúa en torno a los 96 puntos básicos, al igual que la de Portugal, 60 puntos por encima de la de Francia y unos 90 menos que en Italia. Ahora mismo los niveles son de equilibrio para la composición de este indicador: en torno a 0,48% de rentabilidad para el bono español y del -0,48% para el alemán, que se vuelve a convertir en refugio ante los rebrotes del Covid-19.
De momento lo importante es que se mantenga a raya, dicen los expertos, con niveles que pueden bajar hasta los 80 puntos básicos para que no haya problema alguno para colocar, sin elevar mucho el rendimiento a pagar, la deuda soberana española en el mercado. Con atractivo pero sin grandes- o muy grandes-dosis de riesgo a la hora de buscar el interés de los inversores para podernos financiar.
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