El FMI
espera que la economía de EE.UU. crezca sólo un 1,5% este año y un 1,8% en 2012, por debajo de su previsión de junio del 2,5% en 2011 y un 2,7% el próximo año.

Para lograr un bajo nivel de crecimiento, la economía de los EE.UU. tendría que expandirse a un ritmo mucho más rápido en la segunda mitad del año, pues en los primeros seis meses se ha expandido un 0,7%.

La mayoría de los economistas esperan un crecimiento de entre 1,5% y 2% en los dos últimos trimestres. A pesar de una mejora, no sería suficiente para reducir la tasa de desempleo. La tasa ha sido del 9% o más en todos los meses, con la excepción de dos, desde que la recesión terminó oficialmente hace más de dos años.

"La economía global ha entrado en una fase nueva y peligrosa", dijo Olivier Blanchard, economista jefe del FMI. "La recuperación se ha debilitado considerablemente. Son necesarias políticas fuertes para mejorar las perspectivas y reducir los riesgos."

El FMI también ha rebajado sus previsiones para los 17 países de la eurozona. Se prevé un 1,6% de crecimiento este año y un 1,1% el próximo año, por debajo de sus proyecciones de junio del 2% y 1,7%, respectivamente.

El pronóstico más sombrío para Europa se basa en preocupaciones de que las naciones del euro no serán capaces de contener sus crisis de deuda y evitar desestabilizar la región.

"Los mercados se han vuelto claramente más escépticos sobre la capacidad de muchos países para estabilizar su deuda pública", dijo Blanchard. "El miedo a lo desconocido es alto".

En general, el FMI prevé un crecimiento mundial del 4% para ambos años. Fuerte crecimiento en China, India, Brasil y otros países en desarrollo, lo que deben compensar la expansión más débil en los Estados Unidos y Europa.

La turbulencia financiera y el lento crecimiento se están alimentando unos a otros en los Estados Unidos y Europa, dicen los funcionarios del FMI. La crisis de la deuda europea está haciendo que los bancos reduzcan el crédito y mantengan el efectivo.
Además, la brusca caída del mercado de valores en los Estados Unidos durante el verano ha afectado la confianza del consumidor y los negocios y es probable que éstos reduzcan su gasto. A su vez, esto retrasa el crecimiento, lo que lleva a muchos inversores a cambiar el dinero de las acciones hacia inversiones más seguras, como bonos del Tesoro.

En Europa, el crecimiento más lento hará más difícil para las naciones conseguir tener su deuda bajo control.