La AEB opina que las nuevas exigencias de capital a los bancos europeos son arbitrariamente altas, se apartan de las normas establecidas, generan incertidumbre y restan credibilidad a los distintos ejercicios de resistencia llevados a cabo y a los parámetros utilizados en ellos.

Poner en duda la calidad de activo libre de riesgo de la deuda de países solventes de la Eurozona mina la confianza en los mismos y debilita la estabilidad financiera tanto a nivel nacional como de la zona euro en su conjunto.

La tarea más urgente de las autoridades europeas sigue siendo la de resolver la crisis de Grecia y asegurar la estabilidad de los mercados de deuda soberana de la Eurozona.