El resultado registró el impacto del cierre anticipado de centrales nucleares aprobado por el Gobierno de Angela Merkel y del impuesto con que el país ha gravado este tipo de energía. Todo ello tuvo un impacto de 2.300 millones en el resultado del grupo.

Las ventas crecieron un 21% entre los pasados meses de enero y septiembre, hasta sumar 77.506 millones de euros, mientras que beneficio bruto de explotación (Ebitda) se situó 6.553 millones, un 39% menos.

E.ON destacó en un comunicado el crecimiento del 19% registrado por su división de energías renovables, por el aumento de la capacidad eólica instalada, que aportó ingresos por 1.100 millones de euros, así como el del 22% que se anotó el negocio gasista.

Tras la presentación de estos resultados, E.ON confirmó sus previsiones para el cierre del presente ejercicio, cuando prevé alcanzar un beneficio neto de entre 2.100 y 2.600 millones de euros.

En cuanto al capítulo financiero, a cierre del tercer trimestre del año, E.ON soportaba una deuda neta de 34.468 millones de euros.