A partir de entonces, añadió Vegara, desaparecerá el efecto base y se volverá a niveles superiores de inflación, aunque siempre cercanos al objetivo que marca el Banco Central Europeo, que es del 2 por ciento.

El secretario de Estado reconoció que las sucesivas bajadas de los tipos de interés también están ayudando, junto con la caída del IPC, a la mejora del poder adquisitivo de los ciudadanos, y no quiso relacionar la evolución de los precios con la caída del consumo.


En este sentido, señaló que la caída de la inflación se debe sobre todo a la bajada de los precios del petróleo y a la moderación de los de los alimentos, sobre todo los elaborados. Ambas variables, añadió, suponen el 80 por ciento de la caída en un punto de la tasa de inflación.

En cuanto al efecto que la baja inflación puede tener en las revisiones salariales, Vegara recordó que la negociación colectiva es bipartita -empresarios y sindicatos- y el Gobierno no entra en ella.

Buena oportunidad para recuperar competitividad

No obstante añadió que sería una "buena oportunidad" para que se recupere parte de la competitividad que se ha perdido en los últimos años debido a unos precios más elevados en España que en otros países, tratando a un tiempo de mantener el poder adquisitivo de los trabajadores.

En cuanto al hecho de que muchos precios administrados -fijados por las distintas administraciones- estén subiendo por encima de la inflación, Vegara apuntó que en algunos casos, como en el transporte, puede tener una "cierta lógica", dado que aunque los precios energéticos han bajado en los últimos meses, en cuatro años se han doblado.

Vegara valoró por otra parte que por primera vez en siete años la inflación armonizada española -medida de la misma forma que en el resto de los países de la zona euro y que se encuentra en el 1,5 por ciento- esté por debajo de la media de la Unión Económica Monetaria.

Este diferencial negativo, de una décima, muestra que los precios de consumo están bajando en España de forma más intensa que en otros países debido sobre todo al mayor peso que la energía y la alimentación tienen en la cesta de la compra española.