Strauss-Kahn estima que en Washington todos los participantes tenían "conciencia de la gravedad de la situación" y fueron favorables a "un relanzamiento presupuestario poderoso y a una profunda reforma de la regulación financiera".

En ese sentido se felicita de que el texto del compromiso final elaborado en esa cumbre tenía "más decisiones que todos los comunicados emitidos desde el comienzo de la crisis", aunque a continuación muestre su desaliento porque no se hayan concretado en hechos.

El director ejecutivo recuerda que de entrada el G20 podía plantear problemas como instancia para abordar la crisis económica, ya que si por una parte el número de miembros es excesivo para que pueda haber intercambios directos y espontáneos, también sufre de una falta de "legitimidad", ya que en ella no está representada un 40% de la población mundial.