Dos informes reavivaron el jueves los temores. Por un lado, las ventas de inmuebles nuevos cayeron 6,6% y, por otro, los pedidos de bienes duraderos aumentaron menos que lo previsto (+1,4%) con una debilidad inesperada en los bienes de inversión.La bolsa de Nueva York ha cerrado la sesión del jueves con sus principales índices perdiendo 2,26%, en una de las peores 'liquidaciones' del año, con inversores temiendo que se extienda al resto de la economía la crisis del sector inmobiliario a riesgo.El Dow Jones Industrial Average bajó 448 puntos antes de recuperarse en parte, perdiendo 311,50 unidades o 2,26% en 13,473.57 al cierre, mientras el Nasdaq Composite bajó un 1,84% a 2.599,34 puntos. El índice ampliado Standard and Poor's 500 bajó 2,33% (-35,43 puntos) a 1.482,66.Los indicadores sobre venta de viviendas nuevas y órdenes de bienes duraderos fueron publicados en la víspera de las muy aguardadas cifras de crecimiento en el segundo trimestre. Los analistas prevén un aumento del producto interno bruto (PIB) de 3,2%, tras un magro +0,7% en el primer trimestre.Para Joel Naroff, economista independiente, "quedan pocas dudas de que el crecimiento será mucho más fuerte que el ritmo patético del primer trimestre".'Pero esto podría no ser más que un espejismo', asegura, para afirmar que era preciso prepararse para un crecimiento de 2% 'o aún menor' en el tercer trimestre.Este economista ve varias explicaciones para este fenómeno. En primer lugar 'el sector inmobiliario va a seguir pesando sobre el crecimiento', previó.Las dificultades del sector preocupan a los analistas desde hace meses, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, reconoció la semana pasada que ése era el peligro número uno para el crecimiento.Esta semana se acumularon además otras varias malas noticias: el martes, Countrywide, empresa especializada en préstamos hipotecarios, anunció una caída de 33% en sus ganancias trimestrales y el miércoles se supo las ventas de viviendas usadas habían quedado en baja del 3,8% en junio.El jueves la fuerte caída de la venta de inmuebles nuevos --que sufrió importantes revisiones en los últimos meses-- terminó por aumentar el recelo.'El mercado inmobiliario no parece contar con un paracaídas', comentó Naroff, para indicar que 'no hay que esperar una recuperación rápida'.El alto nivel de las existencias de inmuebles en venta (equivalentes a 7,8 meses para los nuevos, y en aumento en junio) preocupó particularmente a los analistas porque significa que habrá que bajar aún más los precios para evacuar el excedente.A estos temores se agregan los del mercado llamado 'subprime', que agrupa los préstamos concedidos a familias menos solventes. Con el alza de las tasas de interés de las hipotecas, muchos no pudieron hacer frente a sus obligaciones y los casos de insolvencia repercuten sobre el mercado financiero, que se había sumado a la euforia en los tiempos de auge, atraído por las perspectivas de ganancias elevadas.Los economistas temen que todas estas dificultades lleven a una bajada del consumo, pero la Reserva Federal (Fed), cree que los consumidores seguirán enfrentando la situación y que las empresas volverán a invertir tras un período de reducción.Sin embargo, 'las empresas probablemente no lograrán compensar la debilidad del sector inmobiliario como se ha previsto', observa Jennifer Lee de BMO Nesbitt Burns.Esta analista subraya la debilidad de las inversiones de las empresas anunciada el jueves, con un retroceso de 0,7% de los pedidos de bienes de capital excepto defensa y aeronáutica, y cree que 'el impulso no es muy grande en el tercer trimestre'.En todo caso, el papel de los consumidores será sin duda crucial. Para la inversión de las empresas 'una aceleración dependerá de los gastos de consumo', afirmó Stephen Gallagher, de la Société Générale.Desde este punto de vista, la disminución de las cifras semanales de solicitudes de seguro contra el desempleo, anunciada el jueves, aporta una bocanada de aire fresco que renueva las esperanzas.