El Banco de España señala que es necesario consolidar el crecimiento económico y la solidez del sistema financiero
para que la economía española se equipare a las del resto de países desarrollados y para mantener la confianza de los inversores, la cual habría mejorado desde comienzos de año.

Una de las principales consecuencias de la crisis de deuda soberana, destaca el informe, es el empeoramiento del acceso a la financiación de las entidades de crédito, tanto a través del mercado interbancario como mediante la captación de depósitos, dado que la competencia es mayor.

Además, estas entidades se han visto obligadas a asumir las pérdidas derivadas del deterioro de activos inmobiliarios y de la construcción, al tiempo que subía la morosidad relacionada con este segmento. En lo que va de año las entidades de crédito han trasladado estas dificultades y este encarecimiento del pasivo a la restricción en la concesión de créditos que, si bien, reconoce fue peor en 2010.