Sin embargo, no son menos aquellos que ven con cierto escepticismo dicha medida y dudan de su potencial impacto real sobre la economía.

Dicho paquete de medidas supone la extensión de los recortes impositivos propuestos por el gabinete Bush durante los dos próximos años, 
además de recortar en dos puntos el impuesto sobre los salarios e incorporar nuevas ayudas para los desempleados más antiguos. Además de eso, también solicita a algunas importantes empresas financieras que incrementen sus previsiones de crecimiento para el 2011.

Detalle del paquete de medidas.

Chris Rupkey de Bank of Tokyo-Mitsubishi, considera que "parece increíble que el mundo acepte estas medidas como de estímulo". También David Rosenberg, jefe economista y estratega de Glustin Sheff & Associates, es otro escéptico, "no estoy del todo convencido que estas medidas vayan a tener un impacto sobre el PIB". Su razonamiento es el mismo: los cambios temporales en política fiscal suelen tener un pequeño impacto en el comportamiento de los consumidores.

Para Rosenberg, "dicho estímulo fácilmente puede provocar un mayor ahorro, tal y como ya se vio en 2008". Además, espera que el crecimiento del PIB para el 2011 sea del 2.3%. Por su parte, Rupkey destaca que "los otros recortes fiscales realizados por el gobierno dieron lugar a un mayor ahorro para todos los consumidores, de hecho, esto se puede comprobar en los datos de consumo".

Lo cierto es que un paquete de medidas de estímulo similares, puestas en marcha en 2008, no tuvieron un impacto significativo en el gasto de los consumidores, pese a que con dichas medidas (incluidas la de reducción de impuestos) se pretendía que hasta 120,000 millones de dólares fueran a parar a las manos de los consumidores.

Lea aquí el artículo completo de la CNBC.


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