¿Quiere comprarse una vivienda? no se preocupe, yo se la financio ¡y que nada trunque su deseo de adquirirla pese a ser "mileurista"! Esta es una de las conversaciones que más se han podido escuchar en la sucursal de cualquier entidad bancaria a lo largo y ancho de nuestro país pocos años atrás. -Y es que, nosotros los bancos, les ponemos todas las facilidades para que usted pague cómodamente una casa superior a sus posibilidades-. Un eslogan cuanto menos rompedor ¿no? pero funcionó. Cientos de miles de personas acudieron en masa a los reclamos de los bancos que no sin darse cuenta "se olvidaron" de especificar "la letra pequeña" de la campaña. Faltó detallar, como se suele hacer cuando las cosas no quieren divulgarse con fuerza, los posibles problemas a los que se podría enfrentar el cliente, y por ende el sector, ante ¿una posible subida de tipos de interés? ¿del euribor? ¿una burbuja inmobiliaria? ¿una crisis financiera? ¿unas cifras de paro que elevaran la morosidad a niveles históricos?... Ahora esa publicidad agresiva que aceleró la compra de inmuebles y sus precios se rebela sobre los anunciantes que van a tener que "comerse" bastantes ladrillos, los que aquellas familias no pudieron pagar más los que jamás se vendieron.

El sector bancario español tiene una exposición directa de 60.000 millones de euros al sector inmobiliario, unos datos que son el resultado de sumar los activos no corrientes en venta, inversiones inmobiliarias y existencias. El balance de bancos y cajas se eleva a 3,3 billones de euros. Es decir, que dos de cada cien euros de su activo dependen directamente del negocio inmobiliario. Los últimos datos del BdE referidos a diciembre de 2009 indican que el saldo vivo del crédito del ladrillo asciende a 1,1 billones de euros (101% del PIB), de los que el 41% corresponden a promoción inmobiliaria y construcción. Y estos últimos tienen una tasa de morosidad cercana al 10% con un volúmen de créditos de dudoso cobro de 43.591 millones de euros. Si se incluye el crédito hipotecario, el volumen de morosos asciende a 62.173 millones de euros, por lo que el ladrillo representa el 67% del total del crédito dudoso.

Estar así, con el "ladrillo al cuello", ha obligado al Banco de España a querer elevar la provisión del 20% al 30% del valor de los inmuebles que tienen que hacer los bancos y cajas por las propiedades con las que se quedan como pago de deudas de sus clientes, si han transcurrido más de 24 meses desde que los adquirieron, lo que podría hacer caer los resultados de la banca un 10%. La situación es por sí sola insostenible, por lo que hay que actuar.

¿Quién participa dónde?

Cuando la palabra crisis poco o nada tenía que ver con el sector, tanto los bancos como las cajas no figuraban en el capital social de las inmobiliarias. Pero el tiempo pasa y pone todo en su lugar. Junto con el sector financiero. Bancos y cajas participan en el doble de inmobiliarias que antes del estallido de la crisis. Y el mejor ejemplo llega de la mano de Metrovacesa. Más del 70% del accionariado es controlado por los bancos mientras pocos años atrás era la familia Sanahuja quien tenía el control de la inmobiliaria. Ahora, el abanico de bancos se abre: Banco Santander posee el 23,634%, BBVA cuenta con un 11,43%, Banco Popular y Banco Sabadell tienen un 10,92% mientras Caja Madrid se hizo con un 9,12% y La Caixa con un 5,18%. Si miramos hacia Realia, Caja Madrid aumentó su participación del 2 al 27% en tan sólo tres años, hasta 2010; Colonial, cuenta con el 12% de La Caixa, el 7,52% de Banco Popular y el 3% de Caixa Galicia.

Y si hay un banco que tenga mayor exposición al ladrillo, es sin duda Banco Popular. "Tiene una exposición al sector inmobiliario de más de la mitad de los créditos a clientes, una situación que se acrecienta con una tradicional y reducida presencia internacional (hasta el 2.007 sólo se encontraba en Portugal)", recuerda Mariña Malvar, analista de Orey iTrade. Y es que la exposición al sector inmueble es del 3% sobre el total activo del banco, seguido por Banco Sabadell que se sitúa en el 2,2% y Banesto en el 2,1%. Entidades que se encuentran en el punto de mira de las agencias de calificación crediticia y que "pueden ser las próximas víctimas en sufrir una rebaja". Así lo anticipaba Jorge Del Canto, analista independiente, y así ha sido. Fitch rebaja el rating de calificación de Banco Sabadell, que pasa de "A+" a "A", con perspectiva estable. Un castigo recibido por el deterioro en los indicadores de calidad de sus activos, por su exposición al sector promotor y por el contexto de debilidad económica español. Pero Sabadell no ha sido el único, Bancaja, CAM y Banco de Valencia también han sigo objetivo de Fitch.

"Es y será inevitable ver nuevas bajadas de calificación de crédito a nuestros bancos, que se traducirá en un mayor coste para futuras captaciones de dinero y una menor valoración de mercado de las que actualmente tengan en su cartera de otras entidades; los activos inmobiliarios de los bancos se irán incrementando bien por ejecución de impagados o bien por promociones en marcha, sufrirán un descenso en sus valoraciones más bien pronto que tarde y, en algunos casos, estos activos así como otros que aún son garantías de préstamos concedidos, siguen incluidos en balance a valores de tasación de finales del 2006 ó primeros del 2007. Por último, la morosidad acabará pasando factura, así como una falta de recuperación económica seguirá atacando a los márgenes de intermediación, empeorando los próximos resultados de las entidades financieras". Este es el escenario que plantea Del Canto.

Sara Pérez Frutos, directora de Dracon Partners EAFI hace hincapié en la fuerte reestructuración que sufre la banca en nuestro país que se pone de manifiesto con la intervención de CajaSur por parte del Banco de España o la inminente fusión de cuatro cajas de ahorro españolas. Y lo que nos queda por ver ya, según esta experta, "sobran la mitad de las cajas de ahorro”. Actualmente son pocos los países que cuentan con este tipo de entidades, sin ir más lejos en Estados Unidos “las cajas quebraron a principios de los `80 de la mano de la crisis inmobiliaria. Aquí siguen teniendo un elevado componente político que les permite sobrevivir”.