El discurso del estado de la nación del primer ministro chino, Wen Jiabao, se centró hoy en el reto que supone la crisis financiera para la tercera economía mundial, y en convencer de que el crecimiento del 8% es posible y de la capacidad de Pekín para mantener la estabilidad social.


Wen tendió la mano a la isla de Taiwán, autogobernada desde 1949 y con la que mantuvo hostilidades hasta el año pasado, y fue explícito sobre el objetivo último de reunificación.


"El presente es un año de mayores dificultades para el desarrollo económico de nuestro país, un año en el que serán sumamente pesadas las tareas en materia de reforma, desarrollo y estabilidad", reconoció Wen ante los 2.985 delegados del plenario de la II Sesión de la XI Asamblea Nacional Popular (ANP, el órgano que aprueba las propuestas del Gobierno).

Después de destacar en la primera parte de su alocución de dos horas los logros del 2008, cuando la economía china creció su nivel más bajo en siete años, el nueve%, Wen entró de lleno en dar cuenta de los planes ya anunciados par afrontar la crisis y mantener la estabilidad social.

Recordó el plan de estímulo anunciado en noviembre pasado por Pekín para hacer frente a la crisis, de 4 billones de yuanes (586.000 millones de dólares, 464.000 millones de euros), de los que el Gobierno central aportará 1,18 billones, señaló Wen.

Wen recordó que uno de los peores enemigos del paquete será la corrupción interna, mientras que instó a los cuadros a mejorar su relación con el pueblo para garantizar una estabilidad social que peligra después de que 20 millones de obreros hayan perdido su empleo en los últimos meses.

El objetivo será aumentar la demanda interna, frente a la dependencia china de las exportaciones y la inversión extranjera, que ha favorecido que la crisis afectara de lleno a China.

Sin embargo, el gobierno del Partido Comunista de China (PCCh) seguirá favoreciendo el "aumento estable del comercio exterior".

Una buena parte de este consumo se estimulará mediante un paquete de cerca de un billón de yuanes (227.000 millones de dólares) destinados a programas en las zonas rurales y agrícolas, las más desfavorecidas, de vivienda, protección ambiental e infraestructuras, aunque Wen no especificó si esta partida estaba incluida en el paquete de estímulo.

La reestructuración económica se verá plasmada en industrias "prioritarias", como automoción, siderurgia, naviera, petroquímica, ligera, textil, metales no ferrosos, equipos, informática y logística.

El medio ambiente, las energías alternativas y la reducción de las emisiones de energía chinas, que encabeza en el planeta las de CO2, están incluidas en el plan del 2009, así como la recuperación de una educación obligatoria y gratuita que había desaparecido en China.