En este sentido, la normalización de los mercados financieros a partir del verano pasado impulsó la recuperación del apetito por el riesgo con impacto positivo sobre los activos emergentes (acciones, deuda y divisas).
Un comportamiento que en el caso de los mercados asiáticos obedeció no sólo a la menor percepción de riesgo sistémico, sino también a la fortaleza de los fundamentos económicos (buenas perspectivas de crecimiento, bajos niveles de deuda y abundante volumen de reservas internacionales).

Tras dos años de fuerte desaceleración, 2013 se presenta como el año de la recuperación con un crecimiento estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) de los países emergentes de Asia en su conjunto del 7,2% (frente al 6,6% de 2012), gracias a la esperada reactivación del comercio mundial. Adicionalmente, la demanda interna jugará también un papel importante, soportado en parte por el gasto previsto en infraestructuras y estímulos fiscales, pero también por los mínimos en tasa paro, el sólido crecimiento de los salarios y por una política monetaria que debería ser acomodaticia dado el entorno de inflación controlada (si en 2012 acabó el ciclo de bajadas en los tipos de interés, 2013 debe ser el año de la estabilización).

Crecimiento del PIB en Asia emergente y perspectivas del FMI


Desde mi punto de vista, la combinación de políticas monetarias agresivas por parte de los bancos centrales de países desarrollados, la recuperación del apetito por el riesgo, las valoraciones atractivas y las buenas perspectivas económicas, son factores que deberían seguir dando soporte a la renta variable emergente asiática. A nivel país, China y Tailandia cuentan con la mejor combinación en términos de valoración y fundamentos económicos, y en lo que respecta a fondos de inversión genéricos, el Templeton Asian Growth es una de las mejores opciones.

Evolución comparada del Templeton Asian Growth y el índice MSCI Asia ex Japón



Fuente: Allfunds Bank.