El examen de la operación llevado a cabo por el Ejecutivo comunitario puso de relieve que los solapamientos entre las actividades de Chrysler y Fiat son limitados. Por ello, la concentración no modificará de forma sensible la competencia en los mercados de construcción y suministro de vehículos particulares.

Bruselas examinó igualmente los efectos verticales que podría provocar la operación por la presencia de Fiat en algunos mercados como el de dispositivos de iluminación para vehículos o el de los sistemas de transmisión que compran los fabricantes de coches particulares. Tampoco en este caso detectó ningún problema de competencia.

El 30 de abril de 2009, Chrysler presentó una petición de protección frente a sus acreedores en aplicación del capítulo 11 del Código de Quiebra estadounidense y anunció su proyecto de crear una alianza estratégica global con Fiat.

A principios de junio, al término del procedimiento judicial, la empresa, conocida hasta entonces con el nombre de Chrysler LLC, vendió casi todos sus activos, con la excepción de algunas deudas y compromisos, a una nueva compañía que ejercerá sus actividades bajo el nombre de Chrysler Group LLC.

Fiat ha tomado una participación inicial del 20% en Chrysler y ha concluido con este fabricante diferentes acuerdos que le dan acceso a tecnologías, plataformas y sistemas de propulsión del grupo italiano. Aunque sólo posee el 20% de Chrysler, participación que podría aumentar en el futuro, Fiat tiene una serie de derechos en el proceso de decisión de la empresa que le permiten ejercer el control exclusivo.