Kalispera…
Durante el agitado fin de semana, y con motivo de la reunión en Luxemburgo de los ministros de Economía de la Eurozona, aparecieron rumores que hablaban de una posible salida de Grecia de la moneda Europea. Al mismo tiempo, aparecieron de nuevo rumores que hablaban sobre una posible reestructuración de la deuda del país heleno. Sin embargo, funcionarios griegos y el portavoz de Jean-Claude Juncker, actual jefe del Eurogrupo, negaron rápidamente dichas informaciones. Esta misma semana, Standard&Poor’s ha rebajado la calificación de la deuda griega hasta B desde BB-, movimiento que sin duda será seguido por Fitch.
Déjá vu…
Grecia desmiente que esté negociando un nuevo plan de ayuda. Sensación de déjà vu, un año después Grecia no ha alcanzado los objetivos de reducción de déficit acordados y necesita nueva ayuda de sus socios europeos.
Grecia no es solvente. La solvencia de un estado depende de tres parámetros: su coste de financiación, su crecimiento económico y la deuda acumulada. En los tres casos, la situación actual de Grecia es la peor de todos los países europeos. El ajuste que tendría que realizar Grecia para estabilizar su ratio deuda/PIB no lo ha logrado hacer antes ningún otro país. Es más, el año pasado Grecia ha tenido un déficit del 5% del PIB, por lo que cabe esperar que la relación deuda/PIB del país se incremente desde el 143% (2010) hasta una cifra próxima e incluso superior al 160% en 2013. Pero es que en un hipotético escenario de prima de riesgo razonable (Alemania +200 pb) y crecimiento sostenido, sería necesario un superávit de 4-5 puntos de PIB para estabilizar la situación. Con estas cifras y salvo que aparezca petróleo bajo el Partenón, el default parece inevitable.
Sólo hay dos opciones, reestructuración o rescate…
Una reestructuración no resolvería los problemas griegos. Aunque esta opción reduciría ipso facto el ratio deuda/PIB, al mismo tiempo debilitaría otras cifras. La primera consecuencia es que el país quedaría privado de la financiación pública (FMI, UE) o privada. La segunda, el colapso de todo el sistema bancario griego.
Una reestructuración griega combinado con el abandono de la Euro Zona, sería igual de prejudicial, si no peor. Si asumimos que Grecia pondría en circulación un Dracma devaluado, aunque el país ganaría en competitividad frente a otros países europeos (compensado sin embargo por una inflación galopante), el grado de inestabilidad política e institucional  resulta elevado, puesto que ningún Tratado de la Unión contempla esta posibilidad ni las contingencias asociadas. La salida de Grecia de la Euro Zona significaría, muy probablemente, el fin del proyecto europeo tal y como lo entendemos ahora.
La reestructuración de la deuda griega empeoraría los problemas europeos, poniendo en situación de cuarentena y aislando a algunos de los miembros de la UE (Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Bélgica). El efecto sería realmente dramático, pero no solamente para los socios más débiles. Francia y Alemania, los dos países con una mayor exposición bancaria a Grecia, quedarían también desestabilizados. También asumiría importantes pérdidas el BCE, tenedor de aproximadamente 45.000 millones de euros en deuda griega (el 15% del total).
 Con las cifras del BIS (Banco de Pagos Internacionales) de finales de 2010 ,los países más expuestos a un posible default o impago de deuda por parte de Grecia son Francia y Alemania, con 53.000 y 34.000 millones de dólares respectivamente. Reino Unido (13.100 MUSD) y Estados Unidos (7.400 MUSD) también son acreedores con saldos importantes. La exposición de España es simbólica (1.100 MUSD):

De modo que la única salida para evitar, o al menos retrasara la situación, es un nuevo rescate. Llegado este punto cabe preguntarse cuáles serán las condiciones impuestas para el Nuevo paquete de ayuda: Grecia tendrá que practicar recortes adicionales de gasto, acelerar las reformas (impuestos, desregulación, pensiones…) y presentar nuevas privatizaciones. Este último punto, el de las privatizaciones, podría ayudar a digerir la decisión para algunos líderes europeos y seguramente tenga un protagonismo especial en este nuevo plan de rescate.
 
Es una decisión política…
 
Finalmente se trata de una decisión política, con los riesgos que ello conlleva. Desde el lado griego, el riesgo es que el Gobierno, ante la presión popular e inestabilidad social, se desvíe de los objetivos de austeridad adoptados hace un año (y que debería endurecer). Del lado de los socios europeos, no existe ninguna garantía de que se vayan a tomar las medidas requeridas, algo que recordarán la oposición alemana y su opinión pública, por lo que se podría quedar bloqueada la aprobación de la ayuda.
 
En definitiva, no hay solución definitiva y parece razonable adoptar la menos mala de las opciones, que pasa por realizar un nuevo rescate y retrasar la necesaria reestructuración de la deuda griega a un momento en el que el riesgo de contagio no sea tan alto. Tanto para los países actualmente receptores de ayuda (Irlanda, Portugal) como para otros en situación frágil (España), resultará más sencillo dar los pasos adecuados para mejorar su situación sin la interferencia de una reestructuración griega que elevaría sus primas de riesgo.
 
Desde nuestro punto de vista, el momento adecuado para plantear la reestructuración de la deuda griega, será a partir de 2013, cuando ya esté puesto en marcha el ESM (European Stability Mechanism), o fondo de rescate permanente de la Euro Zona.
 
Parece por lo tanto más sencillo llegar a un acuerdo para un segundo plan de rescate, por un importe que podría rondar los 60.000 millones de euros durante los próximos dos años. Este importe puede ser  ahora cubierto por el EFSF (European Financial Stability Facility), fondo que recibió la aprobación de todos los países europeos en Marzo de este año, y no requiere de un nuevo acuerdo de ese rango. Conviene recordar que este fondo tiene la capacidad de comprar deuda griega en el mercado primario.
 
¿Cuándo conoceremos la decisión?
 
El tiempo corre y es incierto en qué momento conoceremos la decisión final. Próximas citas a reseñar en el calendario son el Consejo del Ecofin (16-17 de Mayo), reunión de la troika (FMI, BCE, Comisión Europea, 30 de Mayo) y el Consejo Europeo de Jefes de Estado (24 de Junio). Lo más probable es que de acuerdo al informe de la troika, sea el Consejo Europeo del 24 de Junio, el que presente el acuerdo definitivo para un segundo rescate de Grecia.