Los últimos años no están siendo los mejores cuando uno mira a Abengoa A , sobre la que sobrevuela constantemente el fantasma del concurso de acreedores. Una situación que ha evitado solicitando dinero a sus acreedores principales. El pasado mes de mayo se especuló con que la compañía andaluza estaba solicitando a sus entidades acreedores cerca de 250 millones de euros para seguir viva, al menos, tres años más. Y es que necesita financiar gastos corrientes, como son las nóminas de sus propios trabajadores, al tiempo que destinará parte de esa cantidad a refinanciación de medio y largo plazo.   Actualmente la deuda financiera de la compañía supera los 5.000 millones de euros. 

En medio de todo esto, lejos quedan los 3,5 euros en los que cotizaba la compañía hace tan solo dos años o los 6,27 euros en los que tiene sus máximos históricos. Hoy el valor cotiza en los 0,0313 euros por acción y, desde los mínimos de finales de mayo, el valor se anota en torno a un 49% en bolsa.

Una situación que reflejan los indicadores técnicos del valor, en tendencia alcista de medio plazo y bajista de largo con una puntuación de suspenso. El momento es negativo y la volatilidad creciente hace pensar en nuevas caídas del valor.

 

 

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De hecho, José Antonio González, analista de Estrategias de inversión cree que el valor “mantiene intacta su estructura decreciente, en un entorno de momento negativo y alta volatilidad que, bajo una perspectiva tendencial, puede poner rumbo a los mínimos anuales, en los 0,169 euros”. (Ver: Análisis de Abengoa)