Aunque Christian Noyer, gobernador del Banco de Francia y miembro del Banco Central Europeo (BCE), ha descartado que haya un riesgo inminente de deflación, ha admitido que considera la fortaleza del euro como un “poderoso factor deflacionista” que contribuye al problema de un nivel de inflación baja.

En la carta de introducción al informe anual del Banco de Francia, Noyer ha escrito que la Zona Euro se ha estabilizado y puede volver a la senda de crecimiento gracias a tres acontecimientos interrelacionados: los esfuerzos de ajuste en muchos países, el éxito en establecer la unión bancaria y la reducción de la volatilidad financiera interna y de la segmentación de mercados financieros tras más de tres años de serias dificultades.

Noyer ha reconocido el riesgo de una inflación demasiado baja pero ha señalada que hay varios factores globales que son transitorios como la caída en los precios de importación, particularmente en el caso de materias primas y energía. Entre otros factores más profundos y permanentes, ha nombrado los altos niveles de desempleo, el proceso de desapalancamiento en los sectores públicos y privados y la recuperación de la competitividad a través de los recortes en sueldos y precios. El presidente del Banco de Francia ha indicado que la fortaleza del euro añade al problema de una inflación en niveles bajos que son incómodos, aunque no considera que haya una amenaza inminente de deflación.

Cabe destacar que Noyer ha atribuido la apreciación del euro a otros factores aparte la política monetaria del BCE, como los grandes flujos de capital de los mercados emergentes a los de la Zona Euro, particularmente en los periféricos, que reflejan la renovada confianza en estas economías. “Dado el peso de las importaciones en el PIB de la Zona Euro, este cambio en el tipo de divisas es un poderoso factor deflacionista”, ha comentado. “Un aumento en el tipo de cambio equivale a un endurecimiento indeseable y no intencionado en la política monetaria”, ha añadido.

J.P.