Tal y como se esperaba, la junta de accionistas de Ono ha revocado la salida a bolsa que acordaron el pasado 13 de marzo. Recordemos que tan sólo cuatro días después la compañía cerraba un acuerdo para ser comprada por Vodafone por 7.200 millones de euros. Entonces los expertos de Jefferies señalaban que el “pacto” suscrito, a pesar de estar prácticamente descontado, era “muy bienvenido. La teleco británica ha abordado su debilidad en fibra y convergencia en España con una solución eficiente en el tiempo. A pesar de que su EBITDA en el país se ha contraído un 60% entre 2010 y 2014, la estabilización parece ahora una perspectiva creíble, especialmente ante la mejora (gradual) macroeconómica de la nación. Telefónica ha elevado recientemente su capex y podría emplearlo en invertir en fibra. Orange, por su parte, necesita responder”.

Los 7.200 millones que alcanza la transacción están en línea con la mayor parte de las previsiones, “aunque hubo cierta preocupación ante la posibilidad de que Vodafone pagara una cifra más cercana a los 8.000 millones, por lo que el resultado definitivo podría ser considerado positivo”. En este, sentido destacaban que las sinergias totales estimadas por el grupo superan sus expectativas: 3.000 millones en total (1.000 millones en ingresos y 2.000 millones en costes y capex) que contrasta con los 1.500 millones calculados por Jefferies.

Entre los aspectos positivos de la operación, el bróker subrayaba: que se fortalece la posición minorista de Ono (actualmente solo cuenta con 147 tiendas frente a las 1.200 de Vodafone); hay un potencial considerable de mejorar las ventas cruzadas en ambas bases de clientes (móvil y fibra óptica, respectivamente); la tercera fuente de oportunidad de negocio es el potencial en banda ancha que ofrece la española a la británica (su red llega a 7,2 millones de hogares, un 50% de las casas españoles y está presente en 13 de las 17 regiones).

S.C.