Solventada con un “sí” la pregunta de si la Reserva Federal (Fed) iniciaría esta semana el tapering (ha anunciado que recortará hasta los $75.000 millones mensuales su programa de compra de activos), y con unas mejores previsiones de paro sobre la mesa, el presidente de la autoridad monetaria de Estados Unidos, Ben Bernanke, se ha enfrentado a la prensa. Su comparecencia ha comenzado dejando claro que, a pesar de las medidas tomadas y de las mejores perspectivas: “La situación de la economía no puede describirse como normal”. No obstante, ha destacado que “confío en que la mejora del mercado laboral se mantendrá” y que “hay señales de que el gasto de los hogares está repuntando”.

Con todo, su principal objetivo ha sido hacer hincapié en que “el tapering no es lo mismo que el tightening”. Y ¿qué quiere decir con esto? Que lo diga el propio Bernanke: “La Fed no renuncia a su política monetaria acomodaticia (…) La Fed puede ser más acomodaticia si es necesario”, han sido sus tajantes palabras para aquellos que teman que esta reducción en su programa de compras de activos signifique un endurecimiento de su política monetaria.

Asimismo, ha adelantado que cualquier tapering futuro seguirá también el ejemplo de este “pequeño paso” que se ha dado hoy y será fruto de la prudencia y la “amplía reflexión”.

En este sentido, Bernanke ha afirmado que la futura presidenta de la Fed, Janet Yellen, “respalda por completo las decisiones” que se han tomado este miércoles.

S.C.