La recesión 'retrasada' que amenaza a la economía de EEUU

La recesión ‘retrasada’ indica que llegará, aunque los mercados laborales estén resistiendo, pues existen signos preliminares de dicha debilidad, como los aumentos salariales, las renuncias y la inflación de servicios. De hecho, Shilling ya predijo, a finales de 2023, una caída del mercado de valores en torno al 30%. La inflación de los servicios, según Shilling, acabaría condenando a la Reserva Federal, pues los salarios en estas áreas están aumentando en torno al 6% año tras año. Lo que denota que no es proporcional con el objetivo de Inflación del 2% de la Fed.

Para el analista financiero, la economía se está desmoronando a la par que la Reserva Federal justifica los recortes de las tasas de interés, aguantando mientras el empleo se sostiene.

Shilling ya acertó en la crisis económica de 2007, advirtiendo que la vivienda hundiría a la economía, antes de que se produjese el estallido de la burbuja inmobiliaria. Además, en 2008, aseguró que una ‘grave recesión’ acabaría consumiendo la economía del país. 

No obstante, la predicción del economista es clara, y asegura que las pequeñas empresas son muy sensibles a las condiciones económicas, al no estar capitalizadas, procediendo a los recortes de empleo. Y es que pese al sentimiento aparente universal de que la economía está en un ‘punto de aterrizaje suave’, todo hace indicar que se encamina hacia una recesión: curva de rendimiento invertida, tasas de interés aún altas e índice de indicadores adelantados en declive.

Claves de la recesión ‘retrasada’ en EEUU

Hay que tener en cuenta que una recesión ‘retrasada’ se define como un proceso de recortes económicos profundo que tarda varios meses o años en implantarse como consecuencia de la resistencia de determinados indicadores de la política monetaria. Y es que la liquidez de los mercados monetarios de EEUU ha recuperado desde octubre de 2023 el 40% de su bajada de los nueve meses anteriores. Además, los consumidores han sabido resistir a la subida de los precios de los productos y/o servicios, así como de las hipotecas, gracias a los ahorros de la pandemia.

También las empresas están desempeñando un gran papel, soportando el incremento de los costes financieros, ya que el coste medio de su deuda a tipo fijo acumulada es muy bajo. Esto propició que el endeudamiento se desarrollase durante los primeros años en los que los tipos de interés estaban próximos a cero.

Sin ir más lejos, el coste medio de la deuda pública de EEUU en el año 2021 fue del 1,60% y hoy en día es del 2,10%. Solo hay que ver que en 1988 el coste medio era del 8,8% y al iniciarse la Gran Crisis Financiera de 2008, del 5%. Todo ello demuestra el poder de resistencia de EEUU.

La resistencia del mercado laboral rompe los esquemas

Y es que la resistencia del mercado laboral estadounidense ha desconcertado plenamente a los economistas durante el último año. Deutsche Bank fue uno de los primeros bancos de EEUU en predecir una recesión. Sin embargo, casi dos años después, se ve obligado a corregir su predicción.

Con los datos en la mano, se puede afirmar que en 2023 la economía de EEUU se desempeñó como era de esperar. Con la inflación acercándose al objetivo del 2% marcado por la Reserva Federal (Fed) y con un mercado laboral fuerte, el tejido económico del país parece resistir.

Las tasas de interés de EEUU han aumentado entre el 5% y el 6%, como era de esperar, aunque la tasa de desempleo se ubicó en el 3,7% el mes pasado. Lo que demuestra una estabilidad importante. La Fed ha venido, durante las primeras semanas del año, manteniendo los costos de endurecimiento en su nivel más elevado desde comienzos de la década del 2000. 

Para Deutsche Bank, se espera que el primer gran recorte se produzca en junio de 2024, con una reducción acumulativa de un punto porcentual, en torno al 1,75. Todo ello demostraría la fortaleza de la economía estadounidense frente a la europea. 

Un futuro incierto

Se espera, según también apuntan los analistas de Rabobank, que sea un año lleno de acontecimientos para EEUU, que entraría en recesión durante la primera mitad de 2024, pese a que consigue resistir en pleno mes de abril. Philip Marey, estratega sénior de EEUU, asegura que la economía nacional ha sido más resistente de lo esperado y que el impacto rezagado del ciclo de alzas se seguirá sintiendo a lo largo de 2024 y de 2025.

Todo ello podría traducirse en una recesión leve, aunque con riesgos a la baja de que podría convertirse en más grave, afectando a la capacidad de gasto de los consumidores y al descenso de los ahorros generados durante la pandemia, condenados a su culminación a finales de 2024.