Los drones suponen una revolución para la aviación, pero también plantean graves cuestiones de seguridad, según un informe elaborado por el Consejo Nacional de Investigación (CRC por sus siglas en inglés) de Estados Unidos y recogido por USA Today. El informe de 92 páginas llega mientras sus defensores instan a la Administración Federal de la Aviación (FAA) a aprobar su uso comercial. Ahora bien, el documento enumera varias barreras para el uso más amplio de los aviones no tripulados:

- Tecnología: los drones tendrán que hacer frente a las condiciones cambiantes de un espacio aéreo abarrotado y tendrán que estar preparados, por ejemplo, para hacer frente a la detección de su posición respecto a la de otra aeronave, necesitando, por tanto, más comunicaciones inalámbricas y protección contra ataques hacker.

- Regulación: certificación de aeronaves y pilotos remotos como seguros, a pesar de las distintas normas para los aparatos con pasajeros y tripulación a bordo.

- Cuestiones sociales: resolver las preocupaciones de la ciudadanía sobre seguridad y privacidad.

“No hay duda de que a largo plazo los beneficios potenciales de los drones y otros sistemas cada vez más autónomos serán grandes para la aviación civil, pero igualmente hay que ser conscientes de que resolver las dudas que despiertan no será nada fácil”, afirma John-Paul Clarke, profesor asociado de ingeniería aeroespacial en el Instituto de Tecnología de Georgia.

Se calcula que esta industria crecerá hasta los 7.500 drones en los cinco primeros años desde que la FAA apruebe sus reglamentos. Association for Unmanned Vehicle Systems International calcula que creará 100.000 puestos de trabajo y generará 82.000 millones de dólares de actividad económica una década después de que surquen el cielo.

S.C.