Nuestro sistema es capitalista y viene determinado de forma directa por la expansión crediticia. El uso o abuso del crédito hace que los ciclos deriven en una economía productiva o especulativa. La economía productiva es aquella que usa el crédito para garantizar la producción y adaptarla al consumo y al propio desarrollo económico, a través de la inversión en I+D y otros procesos productivos que son respaldados por un consumo responsable.

La economía especulativa, sin embargo, viene determinada por el uso irracional del crédito para ganar dinero de forma artificial mediante la escala del precio de algún activo. Muchas veces termina en una burbuja de precios que, tarde o temprano, estalla. Esto provoca que el precio se desplome y el crédito se vea sustentado por activos que pierden todo su valor. Esta situación genera la parálisis del crédito (conocida como credit crunch), puesto que la pérdida de valor provocada por la burbuja tiene que ser absorbida por el propio sistema bancario en forma de multimillonarias pérdidas.

Este suceso es especialmente dañino para la economía. Una recesión es habitual y natural, e incluso necesaria, en la economía. Pero si la recesión viene dada por un colapso del sistema bancario, las soluciones son más costosas y dramáticas. Sin un sistema bancario saneado, las empresas no pueden invertir y, sin inversión, el mercado laboral se estanca. Con ello, la tasa de paro incrementa y baja el consumo, afectando a los resultados empresariales de las compañías.

Esta es la situación a la que ha tenido que hacer frente España en los últimos seis años. El famoso credit crunch se ha llevado por delante gran parte del tejido empresarial, llevando la tasa de paro cerca del 27%.
El sistema financiero español, al fin, se ha saneado, teniendo en Bankia su cabeza de turco, con un coste estatal de 37.000 millones de euros y con el derroche de la solvencia de España, que ha pasado en seis años de tener un 40% de deuda sobre el PIB a un 90%.

Sin embargo, el mercado se adapta al entorno y aborrece la incertidumbre. Por lo tanto, las sorpresas siguen latentes y las ampliaciones de capital podrían seguir lastrando el valor de los accionistas, con un claro ejemplo en Banco Sabadell. He venido defendiendo Bankinter como la mejor acción bancaria del selectivo español, sin tener en cuenta a BBVA y Santander. Es cierto que el inversor puede encontrar más atractiva la volatilidad del Banco Popular o del Sabadell, pero, si bien es cierto que volatilidad es sinónimo de rentabilidad, también lo es de riesgo. De momento es preferible centrarse en realidades y no en posibilidades. Hoy Bankinter es una realidad, mientras que Popular y Sabadell son posibilidades.

Banco Popular se vio inmerso, hace un año, en una enorme ampliación de capital que lastró el valor de sus accionistas para siempre. El banco pasó de tener 2.174 millones de acciones a tener 8.408 millones de acciones, es decir, que los accionistas antiguos pasaron de tener derecho sobre el 100% de los beneficios a tenerlos sobre el 25%. Posteriormente el Popular hizo un contrasplit, multiplicando por cinco la cotización y dividiendo por cinco el número de acciones.

Marcó máximos históricos en 80 euros quedaron muy alejados y deberían borrarse de nuestra memoria.
Desde los resultados de 2007, totalmente hinchados por los efectos de un negocio inmobiliario en burbuja, hay que añadir los efectos de la ampliación de capital. Aplicar ese efecto, significa que sus máximos históricos equivalen a los 20 euros actuales. Si hacemos una valoración por múltiplos y atendemos a su equity, podemos valorar el banco en 3-3,20 euros por acción, como precio objetivo aproximado. Sin embargo, por técnico, Popular sigue mostrando fuerza relativa positiva y cotizando por encima de la media de 30 semanas. La ruptura de la bandera de rango semanal nos invita a pensar que el momento seguirá positivo. Deberíamos esperar una corrección en los 4,10 euros para sumarnos al movimiento direccional o esperar que se frene el presente impulso.

No entraríamos nunca en formación de nuevo máximo. La semana pasada ya vimos una corrección, por lo que esperaríamos otro punto de entrada. Más importante que el propio precio es el momento de hacerlo, y considero que ahora es tarde. No es el mejor momento para comprar acciones de Popular y personalmente me mantengo al margen. Pienso que Bankinter es el banco que presenta un mejor equilibrio rentabilidad-riesgo.